El Hambre debe ser considerado el primer problema de la Humanidad
A pesar de que se producen alimentos para más de 12.000 millones de personas, un 60% más que la población mundial actual, el hambre es actualmente la primera causa de muerte, empobrecimiento, de enfermedad y de migraciones internas y externas. Es una de las principales causas de inestabilidad social y política y generadora de conflictos y guerras, dentro de los países y entre ellos.
El hambre no es una fatalidad. Es consecuencia, en gran parte, de los mecanismos de robo de sus riquezas naturales y sus medios de producción.
El hambre es un problema político. Tiene causas y responsables, algunas de las cuales tienen origen en las políticas europeas.
La UE por tanto debe ejercer un papel protagonista en el reconocimiento del Derecho Universal a la Alimentación y en la erradicación del hambre, ya que Europa ha sido la fuente histórica de los DDHH y debe asumir su responsabilidad en el problema.
PROPUESTAS ELECTORALES
En muchas ocasiones la base jurídica para abordar el problema del hambre está ya establecida en forma de Tratados y Resoluciones a nivel internacional y/o europeo. Sin embargo muchos de ellos no son aprobados/ratificados por España o la UE o, siéndolo, no se establecen medidas concretas para hacerlos efectivos (a veces sucede justo lo contrario) y/o no se vigila, persigue y sanciona su incumplimiento. Por otra parte es necesario avanzar en el reconocimiento a la soberanía alimentaria, como derecho a producir y acceder a los alimentos, por los propios medios (y no en forma de ayuda externa).
- Revisar el estado de adhesión y/o cumplimiento de los Tratados vinculantes firmados, o no, por la UE y por sus Estados Miembros (EEMM) en materia de DDHH, entendiéndolos como mínimos a respetar, a fin de modificar dicha decisión. Se vigilarán especialmente
- Declaración Universal de los DDHH (art 11),
- PIDESC (Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales),
- Derechos de los Campesinos y otras personas que trabajan en el mundo rural.
- Colaborar activamente desde la UE en:
- el Decenio de las NNUU de Acción sobre la Nutrición 2016-2025
- el Pacto de Milán 2015
- Promover desde la UE el reconocimiento al derecho a la soberanía alimentaria de los pueblos y de cada persona al acceso a los alimentos.
- Desde normas exigibles y no desde directrices voluntarias
- Con un sistema de vigilancia y régimen sancionador
- Y que permita el acceso a la justicia a las víctimas de las violaciones del DA, estableciendo mecanismos judiciales internos y/o internacionales.
- Crear una figura independiente en el seno de la UE y de cada EEMM que vigile el cumplimento de estos Derechos y propongan medidas preventivas o correctoras para eliminar las barreras existentes, de todo tipo, para su cumplimiento.
- Tanto en las legislaciones internas actuales, como en otros acuerdos firmados, especialmente los tratados de libre comercio (TLCs).
- Igualmente deberán vigilarse los efectos de políticas europeas y de comercio internacional y de la actividad de sus empresas multinacionales
El hambre no es un problema de carácter técnico (hoy se produce más de lo necesario para que nadie sufra hambre o malnutrición) ni económico (hay suficientes recursos que se derrochan p.ej. en armamento). El problema del hambre es de voluntad política, de decisión política. Y por tanto las soluciones también pasan por la política. Hoy en día es el derecho más vulnerado en nuestro mundo.
- Exigir el Derecho a la Alimentación (DA) como DDHH fundamental y sancionable, inherente a la dignidad de todo ser humano.
- La definición de este DA podría basarse en la propuesta del exrelator de NNUU para la alimentación Olivier de Schutter, que lo define como “el derecho a la alimentación consiste en “el derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directamente, sea mediante compra por dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativa adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna”.
- Igualmente reconocerlo en la Constitución de cada país de la UE.
- Establecer como obligación de los Estados: legislar, proteger, respetar y hacer respetar y hacer efectivo este DA. Por ello deberán:
- Impulsar una normativa que permita exigir el DA, en el ámbito legislativo y judicial
- Reformar cualquier legislación, norma o medida que lo condicione o impida.
- Introducir el DA en la política de cooperación
- Promover la eliminación de la deuda externa de los países, especialmente en aquellos en que el DA no esté total y absolutamente garantizado.
- La deuda externa es producto del robo del Norte al Sur, generada con la intención de someter política, comercial y económicamente a los países empobrecidos. La deuda externa resta recursos imprescindibles para la inversión en agricultura y la lucha contra el hambre. Se debe, por tanto, eliminar la deuda y restituir lo robado.
- Priorizar los recursos financieros y administrativos del país a fin de garantizar el DA. Condicionar el pago de deuda a parámetros de inversión interna (priorizar educación, sanidad, paro, pensiones y vivienda), al crecimiento del país, y limitar su pago (mínimo y máximo según PIB).
La PAC es la única política común europea, que a lo largo de 60 años ha conseguido sobradamente objetivos fundamentales para la UE, como la alimentación de su población. Sin embargo la P de política ha derivado en P de presupuesto, generando diversos problemas como la sobreproducción a base de intensificación con los problemas que conlleva (medioambiente, despoblación…), desigualdades entre productores, favoreciendo a los más grandes, vicios inherentes a las subvenciones (dependencia, competencia con otros países, cazaprimas…) , destrucción progresiva del modelo de agricultura familiar frente al agronegocio o pérdida de la capacidad de proteger la producción europea lejos del mantenimiento vía subvención, dejando vía libre a la especulación con los alimentos y el hundimiento de los precios pagados a los productores, entre otros.
Es especialmente grave el efecto que ha tenido en los productores de países terceros, principalmente empobrecidos, a los que van dirigidas sus exportaciones y excedentes, generando una competencia desleal que hunde sus mercados y provoca hambre.
La PAC debe reformularse hacia una nueva Política Agraria y Alimentaria Común, para alcanzar los beneficios necesarios, sin que genere esos graves problemas.
- Es necesario mantener un apoyo a la producción agraria y alimentaria en la UE, con una nueva Política Agroalimentaria Común, que proteja la producción como actividad necesaria para la producción de alimentos saludables, la generación de empleo, la lucha contra la malnutrición y las enfermedades asociadas a la misma, la lucha contra la despoblación, así como el desarrollo del medio rural y el cuidado del medio ambiente.
- pero corrigiendo los elementos distorsionadores:
- analizando y corrigiendo las causas que provocan la necesidad de subvenciones a la producción
- Evitando el fomento de la producción no sostenible, “excedentaria”, dedicada a la exportación, así como monocultivos, agrocombustibles,…
- Potenciar la producción primaria de pequeña escala (familiar, cooperativa, comunitaria) y la agroecología, como modelos de protagonismo y autogestión en la actividad y de sostenibilidad en todas sus facetas.
- Potenciando en su lugar la sostenibilidad técnica, económica y medioambiental (agroecología, leguminosas,…).
- Reconociendo la multifuncionalidad (no sólo productiva) de la producción de alimentos
- Revirtiendo la práctica desregulación total de los mercados agrarios, manteniendo un sistema que permita percibir precios justos y vivir dignamente de la actividad agraria sin necesidad de subvenciones (intervención, existencias estratégicas mínimas,…)
- Facilitando el acceso al mercado al margen de las grandes cadenas comerciales, a través de canales cortos de comercialización.
- Cuantificar el impacto de las externalidades (costes no asumidos en el producto, p.ej. ambientales o de salud) de la agricultura “industrial” y las subvenciones encubiertas.
- Establecer tamaños máximos de explotaciones individuales (no asociativas)
La agricultura y la alimentación es un (el) sector estratégico en cualquier país. Es absolutamente necesario protegerlo como elemento de soberanía externa y como elemento de protección de los propios ciudadanos. Debe favorecerse por tanto la producción y el acceso a los alimentos.
Sin embargo, la producción agraria hoy se ha convertido en un negocio dominado por gigantes multinacionales de los insumos, de la industria y la distribución. Su poder es inmenso y creciente, actuando como poderosísimos grupos de presión (lobbies) en la estructura política de la UE, influyendo decisivamente en las políticas europeas en su propio beneficio. Se estima que hay más de 15.000 lobbies actuando en este sentido.
Como se ve en las gráficas adjuntas, su concentración es tremenda (las 4 primeras multinacionales controlan el 70% del mercado de fitosanitarios o semillas. Aun así crean alianzas entre ellas, o se permite la entrada de terceros como empresas del big data y fondos de inversión). Su objetivo es el beneficio de sus accionistas, no la mejora de la producción ni acabar con hambre y malnutrición. Debido a ello, sólo se investiga para la agricultura de los países ricos, que pueden pagar la tecnología (lo mismo que sucede con las farmacéuticas), donde la producción ya es excedentaria. Se generan patentes que condenan a la dependencia. El productor cada vez está más alejado de las decisiones y del valor de la cadena. A nivel político resultan cada vez más irrelevante como colectivo. En muchos casos se les priva de los medios de producción (tierra, agua, semillas, investigación,…).
- Considerar la agricultura como sector estratégico en el desarrollo de todos los países y de la humanidad. Y un factor determinante en la lucha contra el hambre. Reconocer a esta actividad como Patrimonio de la Humanidad.
- Promover:
- La soberanía alimentaria de cada país.
- la agricultura familiar y el cooperativismo
- la agroecología, los circuitos cortos y la producción de proteínas vegetales
- Impulsar la investigación pública sobre la agricultura. Dedicar recursos suficientes a investigación en mejora de producciones, sistemas de almacenamiento y conservación.
- El uso de las nuevas tecnologías, la investigación participativa y el uso de innovaciones en abierto (no patentadas)
- Compra pública responsable
- El reconocimiento a la multifuncionalidad de la agricultura, considerando de forma integrada la producción de alimentos y su efecto sobre el medio ambiente, la salud y el empleo”.
- Defensa de los productores. Derechos de los Campesinos.
- Facilitar el acceso a los medios de producción: semillas, tierras, agua, etc…
- Impedir acaparamiento de tierras o medios de producción.
- Proteger al productor de los abusos de las grandes empresas de los insumos y compras y distribución
- Defensa especial ante Cambio climático
- Regular los mercados agrarios para garantizar la producción y las reservas estratégicas mínimas necesarias de cada país y proteger a los productores y a los consumidores.
- Intervención de los estados sobre precios, volúmenes, comercio exterior y/o abastecimiento, para facilitar la producción, en condiciones dignas y el comercio con un precio justo.
- Determinar unas reservas estratégicas mínimas de alimentos básicos, para prevenir factores coyunturales (especulación) o de fondo (cambio climático) y amortiguar o eliminar la especulación.
- El libre comercio, por sí solo, ha demostrado no ser la solución.
Se debe revertir la situación actual que ha convertido la agricultura y la alimentación en un negocio, dejando de ser un derecho inalienable. Deben tomarse medidas políticas a la vez que la sociedad tome conciencia de su papel como consumidor y ciudadano con responsabilidad personal, ambiental, institucional y política.
Por el contrario el alimento debe ser restaurado en su auténtico valor y respetado como elemento imprescindible de un derecho que muchas personas no alcanzan. Debe considerarse la relación directa e indirecta entre la forma de actuar de los consumidores del norte global y el hambre y la malnutrición en el mundo. (Ej. Robo de pescado en Senegal).
- La valoración mercantil de los alimentos, altera la jerarquía de los valores necesarios para luchar contra el hambre y en favor del DA, por lo que la UE debe proponer medidas vinculantes y urgentes para
- Prohibir terminantemente la especulación financiera con los alimentos y/o con los recursos para producirlos, tanto en las bolsas como en la oferta de fondos de inversión basados en ellos
- Eliminar cualquier promoción para la producción y uso de agrocombustibles, así como del empleo de materias primas alimentarias o recursos para usos no destinados a tal fin.
- Limitar la autorización de patentes sobre materias primas, alimentos o conocimientos, que supongan una dificultad para la consecución del DA.
- Dejar a la producción y comercialización de alimentos fuera de las negociaciones en OMC y TLC
Cuando el alimento, el elemento principal para el ser humano (en nuestra sociedad europea) supone sólo el 16% del gasto familiar, el alimento pierde valor, da igual tirarlo. Los precios ocultan el valor supremo que tiene. No se conoce ni valora la cantidad de recursos (suelo, tierra, agua, trabajo, sacrificio, contaminación,…) que conlleva la eliminación de un alimento. No se conoce la infamia que supone que estemos tirando un tercio de los alimentos producidos y los problemas que ello genera. La relación entre hambre y despilfarro es directa. Lo que se tira se roba de la mesa del pobre (pesquerías en África, acaparamiento de tierras, cultivos para la exportación desde países pobres que privan de sus tierras, grandes extensiones fumigadas, deforestación).
- El hambre, la malnutrición y la obesidad, son problemas con la misma causa y consecuencias que varían para cada zona.
- Es necesario concienciar sobre la necesidad de adoptar un modelo de consumo de alimentos que los estime con el valor que realmente tienen. Pago justo por el producto final (y pago justo al productor). Incentivar el consumo de alimentos de cercanía.
- Concienciar y movilizar a toda la cadena de producción y consumo para evitar la banalizaciónde los alimentos (pérdida de su valor real)y atajar el grave problema del despilfarro de alimentos. No es necesario ni conveniente producir más de lo necesario. Deben plantearse objetivos ambiciosos en alcance y urgencia y con sistemas de vigilancia y sancionador que permita alcanzar dichos objetivos.
- Favorecer la mejora y el equilibrio de la alimentación de todas las personas, facilitando que pueda producirse y acceder a alimentos sanos y variados, frente a los hiperprocesados, más perjudiciales, pero más baratos. Una dieta buena para la salud, también es buena para luchar contra el hambre y contra el cambio climático. Incentivar el consumo de alimentos menos intensivos en suministros y energía (productos de temporada, poco procesados y con menos consumo de energía).
- Algunas medidas que podrían ponerse en marcha son:
- Favorecer la producción de productos locales, poco transformados, con circuitos cortos de comercialización, por ejemplo a través de cooperativas mixtas de productores y consumidores
- Favorecer el consumo de frutas, verduras y legumbres y la reducción de alimentos hiperprocesados y de carne (grandes consumidores de granos), mediante distintas medidas fiscales (IVA)
- Realizar campañas de educación de consumidores, en colegios, etc…
- Impulsar compra pública responsable que priorice estos productos en comedores colectivos
- Obligar a la entrega de sobrantes al cliente en restaurantes,
- Reducir el despilfarro en cadena (impuestos por residuos), prohibir ofertas 3x2, obligación de donación de productos próximos a caducidad,
- Mayores trabas e impuestos a locales tipo buffet y de cadenas de comida rápida
La solución al hambre no pasa por producir más alimentos en el norte global y hacérselos llegar, hundiendo sus producciones y mercados locales. Es el concepto de seguridad alimentaria que favorece de nuevo al agronegocio y las exportaciones del norte al sur, el acaparamiento de tierras o la intensificación de la producción.
La solución pasa por promover el desarrollo general de estas regiones, ricas en recursos, y especialmente de su agricultura. Posiblemente valga sólo con dejar de robar sus recursos (pesca, tierras, agua, producciones, precios, etc…) para que alcancen su propia soberanía alimentaria. En todo caso algunas políticas europeas, acuerdos comerciales y losas como la injusta deuda externa sí deberían removerse para facilitar este desarrollo.
- Promover unas condiciones dignas de trabajo y un pago justo por los productos agrarios, que eviten la pobreza, y la desigualdad; las condiciones de esclavitud y las subvenciones.
- Eliminar la deuda externa de los países, que limita sus recursos básicos que precisa su producción agraria y que perjudica gravemente su desarrollo generando hambre, pobreza y migraciones.
- Establecer acuerdos de colaboración -en un plano de igualdad entre ambos continentes- que permite el desarrollo agrario del continente africano:
- Acabando con el robo de materias primas y mano de obra, por los países o empresas europeas.
- y restitución de lo robado, en forma de impulso al propio desarrollo de los países de África, con especial atención al desarrollo de la agricultura y desertificación; pastoreo y pesca, así como a la investigación en estos ámbitos.
- Con un apoyo no condicionado a posteriores a compras o inversiones a la UE. Cuidando la forma de descolonización agrícola, para evitar que “quitar el pie de encima, no suponga que lo ponga otro”.