En medio de la polémica acerca de la falta de cobertura de plazas de enfermería y matronas en el Servicio Andaluz de Salud, a la señora Susana Díaz se le ocurre hacerse fotos con responsables de la Fundación Amancio Ortega a cuenta de los 40 millones de euros que donará la citada Fundación al sistema público sanitario andaluz con el objeto, al parecer, de adquirir 25 aceleradores lineales de radioterapia.
Dando la bienvenida desde el principio a toda mejoría que dichos equipos proporcionen a los pacientes de cáncer, nos planteamos algunas cuestiones.
Como ya hemos insinuado, esto no parece sino un lavado de cara del gobierno autónomo cuando lo estaban poniendo verde en función de; las citas sin atender, aumento de listas de espera y detrimento de la calidad asistencial que la negativa a contratar enfermeros, estaba causando. ¿Se prima la adquisición de tecnología por encima de la creación de empleo desde un partido autodenominado de izquierda?
Por otro lado, no deja de sorprender como, los mismos que se han envuelto en la bandera de “lo público” casi hasta el punto de decir que son, algo así como la reserva de la defensa de los sistemas públicos en España, frente al impulso externalizador de la sanidad proveniente del PP, aceptan financiación privada dentro del más propio estilo neoliberal y dando indirectamente la razón a los “externalizadores”. Lo que viene a confirmar una vez más que aquello que llaman “público” es, realmente, “estatal”.
Y ya por último, pero no por ello menos importante, esta donación implica que la señora Díaz acepta con los brazos abiertos, dinero de un grupo empresarial, que según organizaciones y medios de ámbito internacional, utiliza en su cadena de producción mano de obra en situación de esclavitud. Nos referimos a denuncias provenientes de Brasil, Argentina, Marruecos; y como quedó patente en la catástrofe del edificio Rana Plaza de Bangladesh en abril de 2013 que recordamos; causó al menos, 300 víctimas mortales y 1000 heridos.
No pretendemos ya que el PSOE recuerde la época en que era un partido obrero. No pedimos imposibles. Simplemente apelamos a una pequeña sensibilidad ética y de progreso que les pueda quedar, para que sometan este tipo de decisiones a una profunda autocrítica y tomen las medidas pertinentes.
Partido SAIn Málaga