Ayuno y abst…ención

Este artículo no versa sobre la práctica voluntaria del ayuno y la abstinencia que prepara cuerpo y espíritu para la Semana Santa.

Pero sí sobre la práctica de la abstención en política que condena al ayuno forzado de millones de personas en todo el mundo; es decir del hambre.

El miércoles 21 de noviembre, el plenario de la ONU, aprobó la Declaración de los Derechos de los Campesinos, por 119 votos a favor de un total de 175, registrándose 49 abstenciones y 7 votos en contra.

Como ya hemos comentado en un artículo reciente, esta Declaración pretende reconocer los derechos de los campesinos y de las personas que trabajan en el medio rural. Derecho a acceder a tierras, agua, semillas y medios para producir. Derecho a percibir precios y salarios dignos por sus productos y trabajo. Derecho a la libertad y a la vida. Derecho a producir alimentos por sus propios medios y a alimentarse de ellos. Derecho a la agricultura familiar, la agroecología y a la soberanía alimentaria. En definitiva, a no pasar hambre.

Son derechos elementales pero cada vez son más vulnerados, en la medida en que el alimento se ha convertido en mercancía y la producción en un negocio para compañías transnacionales de tamaño y poder gigantescos. Es así como crece el acaparamiento de tierras y fuentes de agua, las patentes sobre las semillas, la especulación con los precios de los alimentos y las materias primas, la ruina de los productores, el abandono de la agricultura y la ganadería, la despoblación, los desplazamientos y la migración, el hambre y la pobreza, la miseria y las guerras.

Por eso es crucial declarar, promover y proteger estos derechos de los campesinos, la mayor parte de ellos pobre, y que son la fuente de alimentación para la mayor parte de la humanidad. Protegerles a ellos es la mejor forma de luchar contra el hambre.

Pero hay quienes prefieren abstenerse aunque eso suponga que otros ayunen y mueran. Abstenerse ante el mayor drama de la humanidad.

Es el caso del gobierno español que prefirió ponerse de perfil en la lucha contra el hambre, con una inexplicada e inexplicable abstención en la ONU, perdiendo una histórica oportunidad de ponerse del lado de los hambrientos. Como la mayor parte del Norte global, que también optó por no comprometerse. Igual que algunos países del Sur, como Argentina y Brasil, grandes productores de alimentos pero en manos de las multinacionales del agronegocio, muy protegidas por sus respectivos gobiernos neoliberales.

Abstenerse significa inacción, indiferencia, inmovilidad,… pero no significa neutralidad. Es un voto que refuerza el posicionamiento de aquellos que votaron en contra, como EEUU (un país que tiene por norma no comprometerse con ningún tratado internacional o abandonarlo cuando lo ha firmado) seguido de sus adláteres del Reino Unido e Israel, entre otros.

Una abstención que es un ejercicio de cinismo ante un problema tan grave y acuciante. Cuántas veces dicen los gobiernos mostrarse preocupados ante el hambre y la malnutrición, convocando pomposos eventos de buenas intenciones (y escasísimos resultados), buscando fórmulas para resolverlo y despreciando las oportunidades como esta ocasión.

Por que esta Declaración de los Derechos de los Campesinos permite ir a una de las causas últimas del hambre, a su raíz, no a paliar de mala manera y peor resultado, sus consecuencias. Propone medidas factibles, reales, no caras (salvo para los beneficios y el poder de las multinacionales). Medidas de autogestión y autopromoción de los productores. Medidas de justicia y solidaridad y no de caridad, de ayudas condicionadas y de emergencia.

Abstenerse es perder una oportunidad histórica de trabajar por los derechos humanos, por el empleo, el desarrollo rural, la despoblación, las migraciones internas y externas y de luchar contra las barreras que los impiden y contra sus graves consecuencias.

Lo mismo ha sucedido hace unos días en Madrid, donde el Senado ha acogido la Cumbre Parlamentaria Mundial contra el Hambre y la Malnutrición, en la que se han reunido 200 parlamentarios de todo el mundo para resaltar la responsabilidad que tienen para proponer, aprobar, vigilar y hacer cumplir las legislaciones que permitan lograr un mundo sin hambre ¡en 2030!.

Estos parlamentarios también hicieron abstinencia con el ayuno de los pobres. Se cuidaron mucho de firmar una declaración final que fuera distinta a la nota de prensa previa al encuentro. Se abstuvieron de plantearse concreciones, propuestas, decisiones, plazos…. Era la hora de la acción, de la Política con mayúsculas, de pasar de las palabras a los hechos. Pero decidieron abstenerse… del compromiso.

Con estas premisas, no es de extrañar que sólo 20 días después, esa responsabilidad (que los propios parlamentarios se autoreconocen) se haya esfumado en la votación de los Derechos en la ONU en forma de vergonzantes abstenciones.

Ante el hambre uno no puede abstenerse. El hambre no tiene causas principalmente técnicas, ni económicas o ambientales. Paradójicamente el hambre es un problema porque el hambre no importa.

El hambre es principalmente un problema político y por tanto políticas tienen que ser las respuestas. En este sentido, desde el Partido SAIn, hicimos un requerimiento al Gobierno Español, especialmente a su presidente y a los ministros de Exteriores y de Agricultura, requerimiento del que, evidentemente, han hecho caso omiso, desentendiéndose de la cuestión o dando la callada por respuesta. Y ya hemos comprobado que la respuesta era, evidentemente, en contra de los campesinos empobrecidos.

Pero si la política no sólo no es el ejercicio de la voluntad para plantear soluciones, sino que agrava el problema, es mejor que los parlamentarios se abstengan de seguir jugando con el hambre de otros.

Grupo de trabajo por la desaparición del hambre – Partido SAIn.