
El Estado debe velar por los derechos de todos
El espacio público es de todos, creyentes y no creyentes. Limitar este derecho es vulnerar, a su vez, el de reunión y manifestación. La autonomía entre lo religioso y lo político, propia de un estado aconfesional, se hace presente en la obligación de garantizar el orden público por parte de los organizadores y participantes. […]