Según los datos publicados esta misma semana por el Ministerio de Empleo, La afiliación media a la Seguridad Social de ciudadanos de origen extranjero se sitúa en 1.663.217 en mayo, lo que se traduce en 55.334 ocupados nuevos, un 3,44 % más que en abril. Se trata del mayor repunte experimentado en dicho mes desde el 2005. Por regímenes, la mayoría de los ocupados extranjeros está encuadrado en el Régimen General: 1.403.860, concretamente, este dato incluye el Sistema Especial Agrario, con 224.572 ocupados. Con la campaña agrícola de verano a pleno rendimiento, en la que la mano de obra inmigrante juega un papel fundamental, creemos necesario recordar y poner en valor la importante labor de este colectivo para el mantenimiento y avance de nuestro sector.
Puede que sean extranjeros, pero ya no son extraños. En los censos de nuestros pueblos, antes de un Eduardo quizás esté un Édison, después de Gabriel aparecerá Gheorghe, Beatriz estará a continuación de Bahija y a Rachid seguirá en la lista Ramiro.
Fueron llegando de mil modos distintos, pero con una única esperanza, la misma que alimenta también a los que ya estábamos aquí… prosperar y dar a los hijos una vida digna, un futuro. Ocuparon los huecos que les dejó nuestra suficiencia primermundista. Camareros, limpiadoras, peones… En el campo seguramente nunca les agradeceremos lo suficiente que no se quedaran racimos en la cepa o frutas en el árbol en los tiempos de la España de las vacas gordas. Aceptaron su papel de insustituibles actores secundarios en la película que teníamos montada, a pesar de que algunos tuvieron que devolver al archivo su título de licenciado, ingeniero o especialista a la espera de oportunidades por venir.
Y cuando con la crisis a las vacas se les empezaron a ver las costillas secas fueron los primeros expulsados de la economía como cuerpos extraños. Tras cuatro o cinco años de echarle riñones, los que no han aguantado el tirón se han vuelto… si han podido. Pero muchos no tenían ni donde ni a qué volver. Otros fijan la mirada dubitativa en su tierra, ¿empezar otra vez de cero?, ¿afrontar una nueva incertidumbre arrastrando a la familia?, ¿arrancar a los hijos de la única tierra y entorno en el que han crecido… de sus amigos, de sus estudios?
Lo sé porque los conozco. Son vecinos y residentes en mi pueblo. Han hecho cola en el médico conmigo y con mi esposa. Sus hijos han ido al colegio con los míos. Y han doblado el lomo a mi lado en el surco como los primeros; porque la agricultura, sobre todo la de las explotaciones de tipo familiar, nos hemos convertido en el refugio de los desahuciados laboralmente de otros sectores.
Observamos su cruda realidad como algo que nos supera a todos, de manera personal y también colectivamente como sociedad. Pero podemos hacer lo que debemos y debemos hacer lo que podemos. Cada cual en su casa verá cómo anda de pelusas en el corazón o en el bolsillo para responder a la necesidad con generosidad. Pero los poderes públicos no tienen excusas para escurrir el bulto (aunque lo hagan)… y los agentes sociales muy pocas. Cada uno a lo que toquemos.
A lo que tocamos en la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos es a trabajar para que las relaciones laborales en el sector agrario sean ordenadas y justas; algo que si es ineludible para todos, es perentorio cuando los trabajadores son extranjeros que están en una situación económica, delicada no… lo siguiente. Desde de la Fundación Agricultores Solidarios, de la que somos miembros, llevamos a cabo diversos programas en colaboración con el Ministerio de Empleo y el Fondo Social Europeo para extender la responsabilidad social empresarial en la contratación en el sector agrario, promover una gestión adecuada de la diversidad cultural y la conciliación de la vida laboral y personal.
Por desgracia hay mucha menos mies que segadores. A los agricultores y ganaderos de nuestra organización, seguramente a todos, nos gustaría tener mucha más mies, y uvas, y olivas, y peras, y ovejas en nuestras explotaciones para dar trabajo honrado y digno… y respetuoso… a tantos como quieren trabajar. Tampoco para nosotros las cosas están fáciles y hay que echarle muchas horas al tractor y hacer muchas economías para que las cuentas no se descuadren del todo al final del año. Pero, al final, esto, o sea las cuentas de nuestra explotación y también la de nuestros pueblos y vayan ustedes subiendo… no las sacamos adelante los Eduardo, Gabriel, Beatriz y Ramiros prescindiendo de los Édison, Gheorghe, Bahija y Rachides, sino contando con ellos… No es sólo que los necesitemos… no es sólo que se lo hayan ganado… no es sólo que tengan derecho a ello… es que, además, son también vecinos y residentes.
José Manuel de las Heras, coordinador estatal de la Unión de Uniones
Fuente: Agronews Castilla y León.