Los fracasados Objetivos de Desarrollo del Milenio ya han demostrado ser una estrategia para domesticar la lucha contra la miseria, silenciando las causas que la provocan y manipulando las estadísticas para simular que “algo se está avanzando”, pero el hambre aumenta.
Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son más de lo mismo; se han ampliado las metas para contentar a los críticos pero, por ejemplo, ni siquiera hay una partida presupuestaria para cumplirlos: más papel mojado. En su diseño han tenido un papel fundamental las multinacionales que forman el Pacto Global (perteneciente a la ONU), pero no las aportaciones de las organizaciones sociales que recabaron simplemente para dar una falsa imagen democrática al proceso.
Las organizaciones de empobrecidos que luchan por su dignidad en todo el mundo, nos marcan la verdadera respuesta, desde abajo, desde la autogestión y el protagonismo de los que sufren, combatiendo las causas. ¡Unámonos a su lucha!