Un paso adelante contra la esclavitud infantil

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“Iqbal Masih fue un mártir de la esclavitud infantil pero el hombre que tengo a mi lado es un mártir en vida. No hay nadie que haya sufrido tanto como él por los derechos de los niños” Son palaras de Kailash Satyarthi, el premio nobel de paz del 2015 sobre Ehsan Ullah Khan.

“Ehsan es la única persona en el mundo exiliada forzosamente de su país por la lucha contra la esclavitud infantil. Lo ha sacrificado todo por la causa: su familia, su profesión, sus amigos, su infraestructura de escuelas en Pakistán. Ha estado 12 veces en la cárcel y ha sido torturado en varias ocasiones. Su gobierno le ha condenado a pena de muerte por denunciar que en su país trabajan niños para empresas extranjeras”. Ehsan Ullah Khan es el fundador del Frente de Liberación Contra el Trabajo Forzado en Pakistán, organización que ha liberado a más de 100.000 esclavos en su país. En 1992 ayudó a la liberación de Iqbal Masih cuando éste era un niño esclavo que se pasaba más de 10 horas diarias haciendo alfombras para IKEA.
A Satyarthi y a Ehsan les unen muchas cosas; una causa común, los principios de la noviolencia, un amor a la infancia. Ambos han vivido los riesgos, las penurias y las alegrías de una vida entregada a la lucha por la justicia. Juntos también han vivido la traición de los sindicatos europeos y de las ONGs que en los noventa se volvieron más interesados en recaudar fondos que en erradicar verdaderamente la esclavitud infantil. Al unísono consiguieron que en 1990 casi todos los países de las Naciones Unidas firmaran la convención de los derechos de niños y ambos han compartido una gran amistad a lo largo de muchos años que ha roto todos los moldes porque pertenecen a países, la India y Pakistán, que oficialmente están eternamente enemistados.
A Satyarthi y a Ehsan les separa una cosa: la diplomacia. La pasada primavera, Kailash Satyarthi ofreció una serie de conferencias en Galicia que hacían juego con el discurso de la entidad gallega financiera que lo invitaba. Ni se habló de la lucha de los empobrecidos, ni del gran beneficio que están obteniendo las empresas tecnológicas y del textil con la esclavitud infantil; ni de la responsabilidad de los consumidores de los países del norte. Un discurso para recibir los aplausos de los que poca implicación tienen en este drama. Durante esa misma semana Ehsan Ullah Khan recorría los colegios de Galicia organizando un boicot a Zara por su responsabilidad directa en la esclavitud de miles de niños en China, Bangladesh, Argentina, Marruecos y Brasil. Quizás por esto, los académicos suecos prefirieron conceder el galardón a Satyarthi.

El partido SAIn (Solidaridad y Autogestión Internacionalista) organizó un encuentro en la ciudad de A Coruña entre estos dos amigos que hacía más de 10 años que no se veían. Sin duda en este encuentro sí se pusieron sobre la mesa los problemas de los niños esclavos, el papel de las multinacionales y la lucha de las organizaciones asiáticas contra la esclavitud. Satyarthi se comprometió a visitar a las víctimas del edificio de Rana Plaza en Bangladesh, que hace dos años se derrumbó sepultando la vida de más de 1300 trabajadores de empresa como C&A, El Corte Inglés, MANGO, Benetton…

La esclavitud infantil sigue avergonzando a nuestra sociedad, tanto que no sólo se intenta ocultar; sino que incluso se callan y manipulan las luchas que desde hace décadas llevan protagonizando las propias víctimas. Sus luchas son la esperanza para hacer posible lo que el premio Nobel de la Paz de este año suele decir: “esta será la generación que va a ver como se acaba con la esclavitud infantil”.