Ropa a alto coste

En abril de 2013, el derrumbe de una fábrica textil en Bangladés que causó la muerte de 1.133 trabajadores estuvo presente en los medios de todo el mundo. Estas muertes señalaban directamente a los responsables: firmas del textil europeas –algunas españolas- que se benefician de unas condiciones laborales que son criminales, sin atenuantes. Pero esta tragedia no fue un hecho aislado, miles de fábricas de este sector funcionan sin cumplir los  mínimos requisitos de seguridad y salud. Un año antes, el 11 de septiembre de 2012, otra fábrica textil se incendió en Karachi, Pakistán, con un resultado de 264 trabajadores muertos. A diferencia de lo ocurrido en Bangladés, el incendio de la fábrica Ali Enterprises no obtuvo el mismo eco en los medios, aunque sí coincide con todos los factores que llevaron a la muerte a más de dos centenares de personas: unas instalaciones deficientes sin medidas anti-incendios; unos capataces que cerraron con llave las rejas de puertas y ventanas; trabajadores encerrados en los sótanos sin poder huir de las llamas; un certificado de las condiciones de seguridad de una empresa italiana concedido apenas una semana antes de los hechos; y una multinacional alemana, KiK, como empresa que subcontrataba los servicios de este gran taller pakistaní, una cadena de bajo coste que suministra ropa y complementos alrededor del mundo.

Ocho años más tarde, los únicos culpables son dos hombres acusados de terrorismo por provocar el incendio. Por ahora, los responsables de mantener una fábrica insegura para los trabajadores y las multinacionales que se benefician de ello siguen sin responder ante la justicia. Sale barato producir en condiciones de esclavitud: KiK ha entregado a las familias 5 millones de dólares en concepto de indemnización tras las presiones de grupos de defensa de los derechos laborales en Pakistán, pero no se presentará ante los tribunales. La ropa a bajo coste se produce a un precio exorbitado, que no es otro que la vida de los trabajadores. Existen miles de fábricas como estas cuyas condiciones de seguridad y salubridad las ponen siempre al borde del desastre, pero son esas condiciones, que se deben a la falta de inversión de sus dueños, las que las hacen ser competitivas a los ojos de las empresas contratantes, las que permiten vender barato provocan la esclavitud y la muerte de sus trabajadores.

Fuente: EqualTimes