Cuando busco en mi memoria parece como si todo hubiese empezado con esta frase; Umberto Bossi propone recibir a cañonazos a los inmigrantes clandestinos «Es inútil perder tiempo con los clandestinos», a la segunda o tercera advertencia, ¡pum!…., dispara el cañón. Sin tantos giros de palabras (…) De lo contrario no lo conseguiremos«. Corría el año 2003 y el dirigente de la Liga Norte italiana, pataleaba con su boca de semejante modo, siendo afeado al poco por democristianos e incluso suscitando una nota oficial de su propio partido.
La política de partidos no está exenta de esa capacidad humana que es desbarrar, pero al tratarse del oficio del que depende el bien común de todos los miembros de la sociedad, no creo que fuese mucho pedir un especial cuidado y comedimiento en su ejercicio.
Y es que parece que cada vez es más frecuente disparatar entre los representantes públicos, o que hubiese una suerte de concurso de disparates.
Ahí va una muestra;
«Lo de izquierdas que eres se mide por la distancia que dejas con la policía».
«El dinero público no es de nadie».
«Los hombres feministas follan mejor».
«Una cosa es ser solidario, y otra es serlo a cambio de nada».
«Un cambio radical urgente en la ley para que los españoles puedan disponer de un arma en su casa» .
Una recién salida del horno; «Hablar de empleo basura es ofensivo para aquellos que están deseando tener uno».
Invito a los lectores a que pongan la firma correspondiente a cada una -algunas son bien fáciles-.
Cuando uno está familiarizado con los principios que inspiraron al primer Movimiento Obrero, o sinceramente, cuando se tiene respeto por la lógica, la sensatez, lo que todos llamamos, el sentido común, no queda otra que pensar en la dignidad suprema del ser humano, de todo ser humano, que exige un trabajo que le permita adueñarse de sus frutos para solidariamente llevar a cabo sus proyectos vitales, en su propia tierra si quiere o en cualquier otro lugar de un planeta que no tiene propietario -o no debe tenerlo-, que necesita libertad para poder convivir, y por tanto respetar la libertad de los otros, que debe tener todos los días capacidad de gestión sobre los asuntos que le conciernen, que necesita alimento, un entorno limpio y cultura como bienes de primera necesidad.
No es la política un club de la comedia, ni un concurso, ni un simple objeto de marketing. Es la dedicación a hacer posible lo necesario. Nos afecta a todos y todos somos responsables.
¿Estamos dispuestos a ser personas de sentido común?
¿Exigiremos políticas con sentido común?
José Manuel Cidre