El mundo del trabajo, el trabajo en el mundo

La OIT ha publicado recientemente unas estimaciones sobre el impacto que el Covit-19 va a tener en el mundo del trabajo. Las conclusiones del informe son las siguientes:

  • Las medidas de paralización total o parcial de actividad ya afectan a casi 2.700 millones de trabajadores, es decir, a alrededor del 81 por ciento de la fuerza de trabajo mundial.
  • En especial las empresas más pequeñas, se enfrentan a pérdidas catastróficas que amenazan su funcionamiento y solvencia, y millones de trabajadores están expuestos a la pérdida de ingresos y al despido.
  • En muchos países ya ha comenzado una contracción del empleo a gran escala sin precedentes. Se calcula que en el segundo trimestre de 2020 habrá una reducción del empleo de alrededor del 6,7 por ciento, el equivalente a 195 millones de trabajadores a tiempo completo.
  • Los 2.000 millones de trabajadores de la economía informal que carecen de protección legal son los más afectados. Por ejemplo, en la India, donde casi el 90 por ciento de la población trabaja en la economía informal, alrededor de 400 millones de esos trabajadores corren riesgo de ver agravada su situación de pobreza durante la crisis. Las actuales medidas de confinamiento en la India, han perjudicado apreciablemente a estos trabajadores, que se han visto obligados a regresar a las zonas rurales de las que proceden.
  • En las zonas urbanas, muchos trabajadores del sector informal trabajan en sectores de la economía muy expuestos a la infección por el virus, y otros se ven afectados directamente por las medidas de confinamiento, como los recicladores de desechos, los vendedores ambulantes y los camareros, los obreros de la construcción, los trabajadores del transporte y las trabajadoras y trabajadores domésticos.
  • Casi el 40 por ciento de los trabajadores del mundo trabajan en los sectores más afectados por la caída de producción y riesgo de desplazamiento de la fuerza de trabajo como son el comercio al por menor, los servicios de alojamiento y de servicio de comidas y las industrias manufactureras.
  • En los países más empobrecidos, con un acceso limitado a los servicios de salud y a la protección social, los trabajadores corren un alto riesgo de caer en la pobreza y de tener mayores dificultades para recuperar sus medios de vida durante el periodo de recuperación.
  • Hay un importante volumen de trabajadores que siguen trabajando en espacios públicos, en particular los trabajadores de la salud, y están expuestos a importantes riesgos sanitarios y económicos.

La OIT no tiene más recomendación que la de adoptar medidas de alivio inmediato a los trabajadores y a las empresas. Los países del Norte están aprobando los mayores planes de rescate económico de la historia con seguros de desempleo para grandes capas de su población. Pero en el mundo hay muchos más millones de personas a los que no va a llegar ninguna ayuda y el parón económico les impactará de lleno. Se espera una oleada de gente sin hogar, más bancarrotas y más morbilidad y mortalidad, aparte de las cifras relacionadas con la pandemia.

En las anteriores crisis se siguió una estrategia que acabó enriqueciendo aún más a los financieros, a costa de un crecimiento más lento y una desigualdad más marcada. En los primeros días de esta crisis vimos como los gobiernos estaban más atentos a las bolsas de valores y al sector financiero que a sus trabajadores que son los no se enriquecen con las finanzas y las bolsas. El debate de la renta básica cobra fuerza pues el sistema pretende aliviar la situación de sus trabajadores sin cambiar los pilares del sistema

Lo realmente preocupante es que cuando se logre controlar la pandemia nos vamos a encontrar con un escenario de reconstrucción en el que las diferencias entre ricos y pobres va a ser superior a situaciones similares anteriores como fueron la crisis del 29 o la Segunda Guerra Mundial.

Un mundo dominado por grandes corporaciones en el que los Estados no han sido capaces de establecer estructuras fiscales justas es un mal punto de partida.

Además, otro virus está infectando el mundo de forma creciente que son los nacional-populismos que fomentan la división y va a dificultar la búsqueda de soluciones justas y solidarias a la crisis.

Los costos de la Primera Guerra Mundial los pagó Alemania y provocó la Segunda Guerra Mundial. La factura de ésta última los pagaron los países del Hemisferio Sur y disparó la riqueza de los países del Norte. Estamos en un momento decisivo de la Historia: o activamos una respuesta solidaria o los más pobres volverán a ser los paganos de esta crisis.

Javier Marijuan