El auge de los populismos sucede cuando la izquierda traiciona sus principios

Los resultados del PSOE en las elecciones autonómicas en Andalucía marcan el final de una era. Andalucía era el buque insignia del PSOE. 36 años consecutivos de gobierno en esa comunidad autónoma. Ni una sola vez cedieron el poder, ni siquiera en 2012, cuando perdió las lecciones ante el PP.
No es casualidad que esta derrota haya ido acompañada del auge de un partido populista como VOX. EL PSOE recurrió al miedo con la posible llegada de VOX, para intentar movilizar a sus votantes y a la vez dividir el voto de la derecha. La jugada le salió mal.
Al margen de movimientos tácticos y errores de cálculo electoral, es evidente que el auge de partidos populistas como VOX tienen lugar cuando la izquierda traiciona sus principios. La sociedad puede comprender que la izquierda no tenga soluciones fáciles a la crisis económica, política e institucional. Pero no perdona que además de no tener soluciones, forme parte de los problemas.
Y la corrupción es uno de los grandes problemas de nuestro país. Y el PSOE está completamente salpicado por ella, con dos expresidentes del partido y de la Junta de Andalucía procesados por corrupción.
Y la política del PSOE de los llamados “nuevos derechos” (sexuales, reproductivos, animalistas…) han sustituido a las políticas socialistas en el mundo del trabajo, la economía o la cultura. Y el PSOE ha hecho crecer esos “nuevos derechos” para minorías, al tiempo que hacía menguar los derechos laborales y sociales de la mayoría.
Y en una absurda dinámica por distanciarse de un discurso centralista sobre la unidad de España, el PSOE abandonó la solidaridad como eje vertebrador del país, haciendo bandera de la diversidad territorial, que, siendo en sí misma una fuente de riqueza, sin el complemento de la solidaridad se convierte en una competición por ser el más diferente y desde ahí exigir nuevos privilegios.
Y con estas políticas, el PSOE dejó el terreno abonado a la aparición de populismos que, situándose en el polo opuesto a estos discursos, se aprovechase del abandono en que dejaba el PSOE a una buena parte de la sociedad.
Este final de época del PSOE es a la vez su última oportunidad para recrearse y ser un partido serio de izquierda real. La mediocridad de sus dirigentes y el cortoplacismo de su vista nos hacen pensar que la desaprovecharán. Pero sigue siendo necesaria una izquierda real hoy. SAIn está llamado a ocupar ese espacio.