Cómo pasar de la solidaridad internacionalista al pesebre nacionalista

220-VLa solidaridad no se practica teniendo en cuenta las necesidades de los más débiles, sino por el territorio en el que viven. Es el “primero los de casa”, que muchas formaciones fascistas exhiben en sus lemas y eslóganes, y que los nacionalistas disfrazan de romanticismo cultural.

Esta forma de hacer política impide la verdadera solidaridad, sobre todo considerando que la desigualdad escandalosa entre enriquecidos y empobrecidos se debe a mecanismos de robo practicados a nivel internacional, y que condenan a millones de personas al hambre. Sólo una solidaridad sin fronteras, desde una política que entienda el bien común en su más amplia extensión, podrá acabar con el sufrimiento de los débiles.

Y entonces podremos llamarnos civilizados.