Carta abierta al presidente del Gobierno de España y a la Unión Europea


Bolingo
Mi nombre es Amparo Climent y soy artista y ciudadana española.
Acabo de regresar hace dos días de Melilla, en donde he podido observar y seguir los acontecimientos que se están desarrollando en los campamentos del monte Gurugú y Bolingo.
Quiero denunciar públicamente, el asalto inhumano y violento, por parte de las fuerzas auxiliares marroquíes, a los campamentos habitados por mujeres, niños y hombres subsaharianos, que viven en una situación de desamparo y desesperación, aguardando el momento de poder entrar en Europa a través del mar o de la valla de Melilla.

El monte Gurugú arde por todas partes, y cientos de hombres han sido “cazados como bestias” y golpeados violentamente, después en autobuses, muchos han sido abandonados en el desierto con el alma y el cuerpo destrozado.

Esta mañana me he despertado con la noticia de que esas mismas “fuerzas auxiliares marroquíes”, han asaltado el campamento de Bolingo, que significa “amor” en lingala, una lengua bantú, y se han llevado a hombres y mujeres, y sus hijos se han quedado solos entre la espesura del bosque. No he podido por menos que echarme a llorar de tristeza y de indignación pensando en Erika, la niña camerunesa de ocho años, que perdió a su madre y ahora la tienen entre todos los subsaharianos adoptada. Su sonrisa y su insistencia en llamar “mamá” a todas las mujeres que conoce, incluida yo, no sale de mi cabeza. Ayer estuve conversando con ella y sus ojos, ajenos a la tragedia que más tarde se desataría, me miraban con confianza y con ilusión.

Por fin después de muchas horas de angustia por no saber cómo se encontraban todos ellos, he podido comunicarme con un subsahariano amigo, que no ha sido detenido, y me cuenta, que los niños están muy asustados y con ataques de ansiedad. Esta noche dormirán todos “arrebujados”, debajo de los plásticos que se han salvado de la quema, intentando conseguir un poco de calor, después, a las tres de la mañana, huirán para no estar presentes cuando aparezcan de nuevo los militares, dispuestos a destrozar lo poco que les ha quedado.

Esta carta va dirigida a la Unión Europea y al gobierno de España especialmente, para que dejen de reprimir en la valla y en los campamentos, y que la complicidad y el trabajo sucio, no se siga haciendo en nuestro país y en Marruecos. Los asesinatos del Tarajal hace un año, están permanente acechando a los hombres, mujeres, niños y bebés con una violencia que sólo gobiernos y gentes sin escrúpulos pueden desarrollar.
No son nuestros enemigos, son personas que han tenido que emigrar de sus países, atravesando África, en un viaje desesperado y lleno de peligro.

Por eso desde mi modesta, pero firme convicción, de que todavía nos queda el valor de la solidaridad, hago una llamada a todos los amigos, gentes de bien, gobiernos, cristianos, musulmanes, agnósticos, azulesy rojos, hombres y mujeres… para que nos rebelemos del silencio, dela indiferencia, de la deshumanización, de la comodidad de creer a las gentes sin escrúpulos que nos intentan convencer, de que esas “hordas de negros y negras famélicas”, quieren arrebatarnos incluso… nuestras propias miserias.