Alegaciones desde el SAIn al anteproyecto a la Ley de Residuos del MITECO

El Gobierno ha planteado un anteproyecto a la Ley de Residuos, entre los que se encuentran los derivados de los alimentos, junto a residuos de construcción, electrónica, textil, plásticos, etc…

Pretende presentarlo como una normativa en la lucha contra las pérdidas y desperdicio de los alimentos. Sin embargo el enfoque es equivocado desde el mismo punto de partida. No se considera a los alimentos como recurso valioso que cuidar y aprovechar al máximo, sino como residuos que es necesario gestionar/eliminar de la mejor forma posible. Esto supone sólo afrontar las consecuencias de un modelo alimentario que despilfarra un tercio de los alimentos y no las causas de este absurdo.

Aprovechando que el proyecto de ley se ha puesto en trámite de audiencia pública, desde el SAIn hemos considerado interesante presentar un documento de aportaciones/alegaciones al mismo, basándose en estas líneas principales:

  • Debe plantearse una Ley sobre el Despilfarro de Alimentos, específica para este tema y previa a la de residuos. El ejemplo que puede servir de referencia es la Ley 3/2020 de 11 de marzo contra en Despilfarro de Alimentos en Cataluña, que es una normativa modélica en toda la UE.
  • La Ley de residuos sólo entraría en funcionamiento para aquellas fases en las que el reaprovechamiento sea imposible. Hasta entonces el alimento no puede considerarse residuo.
  • En todo caso, no deben mezclarse residuos alimentarios con el resto de residuos, pues su tratamiento y gravedad no son equiparables. El residuo alimentario debe tener un tratamiento distinto.
  • La prevención de las pérdidas y desperdicio debe ser el eje prioritario en toda normativa. Debe existir por tanto una jerarquía de aprovechamiento muy clara y específica para los alimentos a fin de evitar que se pierdan estos recursos, tan necesarios ahora más que nunca.
  • Debe plantearse un análisis de las causas, volúmenes de partida, objetivos ambiciosos de reducción y un sistema sancionador claramente disuasorio para todos los agentes de la cadena alimentaria (producción, transformación, distribución, transporte, consumo,…). Un ejemplo es la ley francesa que prohíbe (no recomienda) tirar alimentos en buen estado. Los supermercados pueden tener abultadas multas y sus responsables, incluso penas de cárcel de 2 años.