1° de Mayo: por un sistema más humano

El sueldo de las cuidadoras de ancianos en residencias apenas supera, en la mayoría de casos, los mil euros, antes, durante y seguramente después de la pandemia. Estos días se ha hecho evidente que sectores que sufren una precarización constante desde hace mucho tiempo, como las limpiadoras, los auxiliares sanitarios, los que se encargan de la limpieza de las calles, repartidores, reponedores, cajeros… son esenciales. Como lo son todos los temporeros de otros países que no han podido venir a recoger las frutas y las verduras que iban a llegar a nuestras mesas, y que trabajan duramente por sueldos que no suelen superar los siete euros por hora trabajada.

El estado de alarma ha mostrado estas situaciones y también ha sido la causa del aumento del desempleo en un 3,8% más respecto al año anterior durante el primer trimestre; la ocupación ha disminuido en 285.600 puestos de trabajo. En España va a ser especialmente doloroso, puesto que el sector turístico y hostelero es de los más perjudicados, dándose la circunstancia de que representa el 14,6% del PIB. A esto hay que sumar otros empleos seriamente afectados como recicladores, vendedores ambulantes, trabajadores del transporte, autónomos, pequeños comercios o empresas familiares que han tenido que echar la persiana abajo.

No obstante, la pandemia ha evidenciado más que nunca las diferencias entre trabajadores: los que han sido víctimas de un ERTE o de los despidos, y aquellos que conservan el trabajo porque se pueden ir a casa con la oficina a cuestas, es decir, los trabajadores de la economía digitalizada, muchos de los cuales ven cómo su jornada laboral se desdibuja y se expande para dar cabida a la plena disponibilidad. Por otro lado, hay grandes capas de población, a nivel mundial, en condiciones indignas e incluso bajo esclavitud, que o bien se van al paro, o bien asumen exponerse al contagio. ¿Y cómo confinarse, si muchos de ellos están en la economía sumergida? ¿Cómo no ir a trabajar, si muchos dependen de los ingresos diarios para que su familia apenas pueda comer durante el día?

Pero ya se oye esa cantinela que se hizo popular durante la crisis de 2008: “hay que repensar el capitalismo”, que se tradujo casi exclusivamente en financiar la banca. Sin duda, hay que repensar el sistema, porque, efectivamente, es un momento decisivo para la historia, pero no para apuntalar la economía neoliberal, porque no es aceptable un mundo dominado por las grandes corporaciones y sostenido por las espaldas de miles de millones de trabajadores convertidos en material de desecho.

Por ello, la respuesta debe ser solidaria, y no de subsidios. Hay que atender las situaciones urgentes, pero afirmamos que solo el trabajo es un horizonte digno para la persona. Y solo podrá hacerse desde el internacionalismo: de hecho, la pandemia es en sí misma un fenómeno global y ha puesto de manifiesto las interrelaciones económicas y sociales que operan en nuestro mundo, tanto para bien, como para mal. No es posible querer soluciones para los trabajadores de aquí ignorando que gran parte de nuestros bienes de consumo se producen fuera en condiciones que no son propias de este siglo.

A su vez, debe exigirse el salario justo que permita a las familias vivir dignamente sin depender del Estado. Pero un salario justo para todos, para el trabajador de aquí, y el que está ensamblando los componentes de nuestra tableta o de nuestro móvil allá donde se encuentre.

Solo así será posible una acción global y coordinada que ponga contra las cuerdas un sistema capitalista que tiene el don de la ubicuidad.

Hoy es 1 de mayo, y no habrá manifestaciones, pero no podemos olvidarnos de todos los trabajadores, muchos de ellos pobres, que hoy también darán su vida produciendo, sirviendo… y demostrando que es el trabajo el que sostiene el mundo.

Partido SAIn