Exigimos un sistema tributario justo y progresivo.
Disponen de instrumentos privilegiados para no pagar impuestos, como las sociedades de inversión de capital variable (SICAV), que sólo pagan el 1% de los beneficios obtenidos en bolsa; o las empresas de tenencia de valores extranjeros (ETVE), filiales en España de grandes multinacionales, exentas de pagar impuestos por su actividad o repartos de beneficios; o las fundaciones «sin ánimo de lucro» de grandes bancos y empresas, que no pagan impuestos y permiten encubrir los negocios con un tinte benéfico.
Tienen a su servicio grandes despachos de asesores, abogados e incluso inspectores de hacienda en excedencia, expertos en leyes fiscales, que realizan «ingeniería fiscal», para llevar los beneficios a países con tributación escasa, o a paraísos fiscales donde no se pagan impuestos.
Las familias sostienen los ingresos del Estado, mediante cotizaciones sociales e impuestos, especialmente IRPF e IVA. El 50 % de los ingresos públicos provienen de los trabajadores, con nómina o autónomos. El 40% de ingresos proviene de impuestos de los cuales sólo el 10% los pagan las grandes empresas, que son responsables del 70% del fraude fiscal según los inspectores y técnicos de Hacienda.
Paga la gente corriente y pagan más los que menos tienen, al pagar un porcentaje mucho mayor en relación a sus ingresos. Los que más tienen, personas o empresas, o no pagan o pagan cantidades ridículas en relación al nivel de su riqueza.
Además, es una tremenda injusticia y una inmoralidad que el dinero de los recortes en servicios públicos y las subidas de impuestos directos e indirectos a las familias, estén siendo destinados a pagar a bancos y grandes fondos de inversión los intereses de los préstamos usureros que hacen al Estado. La deuda pública aumenta en 390 millones de euros cada día, 16 millones por hora. Y todo acaba en los bolsillos de los grandes bancos y empresas.