Con la llegada del mes de diciembre, también aterriza la temporada de las fiestas de fin de año, marcada para muchos por reuniones familiares, pero para una gran mayoría, los niños, sigue simbolizando la magia de la navidad, de Papá Noel, y de los regalos que los elfos dejan frente al árbol luego de un gran viaje en el polo norte.
Grandes compañías como Disney son favoritas entre los más pequeños cada año gracias al merchandising ligado a sus películas, y en el 2018, uno de los juguetes más populares de la temporada es una muñeca de una de sus princesas; Ariel, La Sirenita, quien en su nueva presentación llega en una base con cola de sirena que se asemeja a un globo de nieve con glitter, con cabello rojo, una corona, y un bustier hecho con conchas de almejas color violeta, todo terminado en una sonrisa perfecta.
La muñeca se vende en el mercado en unos USD $45, un monto que muchos padres no reparan en pagar siempre y cuando puedan complacer a sus hijos, pero que oculta tras sí el submundo de las fábricas chinas, en donde la labor es subpagada y los trabajadores, en su mayoría mujeres de mediana y avanzada edad, solo reciben una compensación de un centravo por cada muñeca que hacen. Sí, un centavo.
En una investigación publicada por el diario The Guardian hecho en conjunto con grupos de derechos humanos como Solidar Suisse y China Labor Watch, se encontró evidencia de horas extras excesivas e ilegales, tasas de pago básicas tan bajas como 85 centavos por hora; ausencia de vacaciones o por enfermedad; y altos niveles de agotamiento en la fuerza laboral mayoritariamente femenina que produce juguetes para Disney, marcas como Fisher-Price de Mattel y otras grandes compañías internacionales de juguetes.
En ciudades chinas como Heyuan, fábricas que trabajan para grandes conglomerados internacionales cuentan con más de 2000 trabajadores, en su mayoría mujeres, que trabajan hasta 175 horas extra al mes (cinco veces sobre el límite legal de China, que es 36) con un solo día de descanso en ese mismo período, incumpliendo de manera constante la legislación laboral china y códigos de conducta de la industria del juguete. La fábrica Wah Tung, por ejemplo, forma parte del Programa de Juguetes Éticos de la Industria del Juguete, que establece los estándares de la industria para mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas de juguetes, e incluso está certificada por el organismo.
Fantasía vs. Realidad
Pero la realidad es muy diferente: el salario básico en la línea es de 7,5 yuanes chinos (85 céntimos); legal, pero tan bajo que los trabajadores se sienten obligados a trabajar horas extras, y pese a hacer un trabajo casi siempre impecable, muchas de las trabajadoras son maltratadas por los gerentes de la fábrica (en su mayoría hombres), quienes les gritan que son lentas y que deben trabajar más rápido. Si se ausentan por enfermedad más de dos días son despedidas; la mayoría sufre de cansancio crónico, e incluso puede verse a muchas cayendo de sueño mientras trabajan.
Simone Wasmann, vocera de Solidar Suisse, instó a las compañías de juguetes compartir sus ganancias con las trabajadoras que les permiten ganar cerca de mil millones de dólares al año en ventas.
Según Wassman, compañías como Disney pueden permitirse pagar precios más altos para asegurar aumentos salariales, y una mejor calidad de vida de sus trabajadores: unos pocos centavos sobre el precio de una muñeca o unos pocos centavos menos en los bolsillos de la empresa permitirían a las trabajadores ganar un salario digno.
Por su parte, el portavoz de la Programa de Juguetes Éticos de la Industria del Juguete, Mark Robertson, dijo: que las acusaciones destacadas en el informe contravenían los requisitos del programa con respecto a las horas de trabajo, salarios, vacaciones y vacaciones anuales.
“Trabajaremos directamente con las fábricas para abordar cualquier problema identificado. Nos tomamos muy en serio las cuestiones planteadas por China Labor Watch y hemos iniciado nuestra propia investigación. Abordaremos rápida y eficazmente cualquier problema identificado que incumpla nuestras normas”.
Mientras tanto, un portavoz de Disney dijo que la marca era miembro del comprometido programa de marcas plus del programa de juguetes éticos, que usaba junto con otros “como parte de nuestro enfoque de abastecimiento responsable”. Los voceros de Mattel simplemente dijeron que sus “estándares laborales, programas de salud, seguridad y medio ambiente y procesos de supervisión reflejan este compromiso, y respaldamos nuestro historial de prácticas laborales éticas y administración ambiental”.
La próxima vez que compres un juguete, pregúntate qué tan ético es realmente.
Fuente: mor.bo