Ropa manchada de sangre

Niños esclavos y salarios de miseria para los adultos


Bangladesh ya está unido en la memoria colectiva de Occidente a maquila textil. En noviembre y en abril las peores tragedias: crónicas de cientos de muertes anunciadas; estos incendios y derrumbes son asesinatos industriales, pero no dejan de ser el iceberg de lo que ocurre todos los días en Bangladesh desde hace más de un lustro. Más de 1700 muertos y 3000 heridos solo en el último año; los datos exactos se ocultan por una inhumana, cínica, mentirosa y calculada desvergüenza. Podrían ser cifras de una guerra. Bangladesh es, después de China, el mayor exportador mundial de textil y el país con el salario mínimo más bajo del mundo.

Walmart, Carrefour, Disney, C&A, Mango, El Corte Inglés, Inditex, Primark tienen producción en Bangladesh, en un país con niños esclavos, salarios de miseria para los adultos y sin derecho a sindicarse. Los activistas sufren torturas, amenazas, cárcel y asesinatos.

El cinismo de las multinacionales diciendo que no saben nada, que tienen códigos de conducta muy estrictos, que sólo producen “x” prendas o que ya van a indemnizar, es despreciable.

Saben que provocan la subcontratación cuando deslocalizan la producción, cuando encargan pedidos inasumibles, cuando no la penalizan, cuando consienten y promueven jornadas extenuantes y salarios de miseria. Sus fortunas son paro en Europa y USA y esclavitud en China, Bangladesh, Marruecos,…

El ejemplo de estas multinacionales muestra el robo a los trabajadores. El imperio de Zara es el paradigma de nueva empresa capitalista sin ningún tipo de control que opera en todo el mundo y que va dejando atrás riadas de parados y esclavos. Miles de esclavos son los verdaderos dueños de la riqueza de la que se ha apropiado Amancio Ortega, hasta llegar a ser el tercer hombre más rico del mundo. ¿Su responsabilidad social corporativa? Una gran mentira.

El lº de Mayo en Bangladesh fue de lucha asociada. La lucha de los explotados del mundo ya tiene mártires en este país. Ya hay voces clamando justicia ante los atropellos de las multinacionales en muchos países del mundo. ¿No es hora de solidarizarnos con su lucha? ¿O vamos a esperar a que la esclavitud se extienda en España y sea la que haga desaparecer nuestras colas del INEM? Sólo la lucha política asociada cambiará las cosas.