La justicia anula 44 convenios colectivos de empresas de subcontratas que pagaban apenas el salario mínimo. Inventaban comités de empresa fantasma para aprovechar la reforma laboral
«Mi jornada empezaba a las cinco de la mañana. Entraba a Alcampo a primera hora a rellenar los estantes. Me pagaban a 4,7 euros la hora. Me decían cuántos minutos al día tenía que dedicar a Vileda, cuántos a las ropas de bebé, al bazar…, pero a la vez me mandaban los jefes de Alcampo. Trabajaba de cinco a nueve y luego me ofrecieron ir también por la noche. Al final, hacía ocho horas de jornada sin fines de semana ni apenas libranzas y ganaba el salario mínimo. Apenas dormía».
El relato es el de una reponedora que pide el anonimato por miedo a represalias. Son esas personas que se encargan de que los estantes de las grandes superficies se llenen conforme los clientes consumen. Pero nuestra protagonista no es una reponedora de primera, contratada por una gran superficie, sino de segunda, subcontratada por una empresa de las llamadas de multiservicios. Ella es solo una muestra. Hay unos 12.000 reponedores en empresas de multiservicios, en este caso Stock Uno, que no ha contestado a los mensajes de este diario para obtener su versión. Son firmas que han proliferado con la crisis y que han aprovechado la reforma laboral para hundir los salarios. Pero eso se acabó.
En una mañana temprano en un Carrefour del sur de Madrid. A un lado del pasillo, un reponedor de Carrefour rellena los estantes de yogures. En el otro, una mujer con ropa blanca con el logo de Stock Uno coloca bandejas de queso. Hacen el mismo trabajo en el mismo sitio. Pero uno cobra según el convenio de la empresa y la otra por debajo incluso del del sector gracias a un agujero legal que han aprovechado las empresas y que ahora ha tumbado la Audiencia Nacional.
“Nadie lo dirá abiertamente, pero estas empresas han decidido hundir los salarios. Con la crisis, las grandes superficies hicieron eres y externalizaron muchos servicios. Ahí surgen las empresas multiservicios, que ofrecen salarios muy por debajo de los que pagaban antes”, explica una fuente del sector: «En números redondos si el convenio de reposición ronda los seis euros por hora, estas empresas pagan cinco o incluso menos». Encarni Bonilla, responsable confederal de externalizaciones y empresas multiservicios de Comisiones Obreras, explica que no son solo reponedores: «Reponedores, limpiadoras de hotel, carga y descarga, control de accesos, limpieza de edificios… Con la recesión, han surgido un montón de empresas que permitían tirar los salarios en los empleos de menor valor añadido».
Para ello, aprovecharon la reforma laboral de 2012 que decía que si una empresa firmaba un convenio colectivo, este primaba sobre el del sector. El del sector ya no era el mínimo sobre el que negociar. Así que si una empresa multiservicios pactaba con sus trabajadores pagar mucho menos que el convenio pactado a nivel sectorial, eso prevalecía. Comenzó entonces una carrera a ver quién pagaba menos. Y en un sector muy precario y con centros de trabajo repartidos, no era difícil que los trabajadores firmaran cualquier cosa. Hubo casos en los que las empresas firmaron contratos con comités inventados, con los propios directivos o con familiares de la propiedad que salían elegidos con propósito solo para firmar el convenio en un centro de trabajo…, e inmediatamente se aplicaba a toda la empresa. «La gente que trabaja en precario y es muy difícil de movilizar. Se firma lo que sea», explica Juan Jesús López, reponedor con 22 años de experiencia y delegado de CCOO.
Los sindicatos, que en un primer momento no vieron venir el fenómeno —o no lo pelearon—, se han agarrado a quienes firmaron en nombre de los trabajadores para impugnarlos y dan la batalla contra estas empresas. En la Audiencia Nacional han logrado tumbar ya 44 de los 45 convenios que han recurrido, como informó ‘Cinco Días’. La justicia ha considerado que no se cumplía el principio de correspondencia, es decir, que los firmantes no representaban a los trabajadores.
«Es un sector de miseria. Y cuando tratas con miseria, ves miseria. Este es el recurso fácil para abaratar los costes de personal. En un caso, firmó el convenio la mujer del accionista mayoritario y en otro el propio director financiero», explica una fuente sindical. Gonzalo Pino, de UGT, destaca que han rebajado convenios que ya fijaban condiciones económicas muy bajas. «El de reposición, por ejemplo, era un convenio muy antiguo que por problemas llevaba muchos años sin actualizarse. Pues sobre ese aún conseguían bajar los salarios».
El diario El Confidencial, del que tomamos esta noticia, ha intentado, sin éxito, obtener la versión de Alcampo, Carrefour y Lidl, algunas de las cadenas señaladas por contratar este tipo de empresas, aunque es algo muy extendido. Legalmente no tienen ninguna responsabilidad, pero no han contestado a si vigilan las condiciones laborales de los trabajadores que, como los reponedores subcontratados, trabajan dentro de sus centros. La subcontratación es legal porque cuando los sindicatos han denunciado a la Inspección de Trabajo como si fuera una cesión de trabajadores, esta no ha aceptado.
Las principales empresas multiservicios se han unido en la Asociación de empresas de externalización de servicios auxiliares a la producción (ESAP). Entre ellas están Eulen, Adecco, Acciona o Ferrovial. Fuentes de ESAP no niegan que ha habido problemas: «Es verdad que hubo convenios de empresa a partir de la reforma laboral de 2012 y que el sector ha crecido mucho con la crisis. No diría que pagan tanto como el salario mínimo pero sí sensiblemente inferior al de la empresa cliente». La empresa cliente es la gran superficie en la que trabajan. ESAP agrupa a 11 grandes empresas en las que trabajan más de 20.000 trabajadores. Ahora el sector queda en un limbo, con muchos convenios de empresa anulados pero vigente en otras. Sobre las quejas de los sindicatos de que ha sido una forma de precarizar, dichas fuentes de ESAP admiten: «Sí tienen algo de razón. La externalización ha servido para disminuir los costes salariales. A veces a través de eres firmados antes por los comités de empresa». Ahora toca cambiar el modelo.
Rafael Méndez