La primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, ha decidido impulsar una especie de Ministerio de la Soledad. Un 20% de los británicos se siente siempre solo. La mitad de los mayores de 75 años viven solos. 200.000 personas no han hablado con nadie en el último año. En total la soledad afecta a más de 9 millones de personas.
La soledad tiene efectos negativos sobre la salud. Es más dañina que la obesidad o el tabaquismo. Incrementa hasta el 26% las posibilidades de muerte prematura, eleva la presión arterial, aumenta el riesgo cardiovascular y las probabilidades de adicciones, depresión y demencia. Afecta a la producción de glóbulos blancos de la sangre, disminuyendo la respuesta inmune.
En términos económicos se calcula que 10 años de soledad de una persona suponen 6800 euros en sanidad y otros gastos sociales para el Estado.
Hace treinta años, la primera ministra de entonces, Margaret Tatcher, del mismo partido que la actual, dedicó buena parte de su gobierno a modificar la legislación laboral en Gran Bretaña: promovió la movilidad y el autoempleo, eliminó la carrera profesional, limitó las ayudas sociales, debilitó el papel de los sindicatos…
Al tiempo, la fragilidad de la familia aumentó. La proporción de mujeres casadas de entre 18 y 49 años, bajó del 74% al 61% en 13 años. En ese periodo se dobló el porcentaje de parejas de hecho. Las familias monoparentales pasaron del 12% al 21%. En 1991 el 50% de los matrimonios en Gran Bretaña terminaban en divorcio, la tasa más alta de todos los países de la Unión Europea. En las ciudades británicas donde las políticas de desregulación laboral tuvieron más éxito en disminuir el desempleo, las tasas de divorcios fueron más altas.
En las ciudades británicas donde las políticas de desregulación laboral de los años ochenta tuvieron más éxito en disminuir el desempleo, las tasas de divorcios fueron más altas.
La legislación laboral afecta claramente a la vida familiar
Esto del Ministerio de Soledad es el caso prototípico del bombero pirómano. Ese “ministerio” existía mucho antes, era la familia, y el gobierno británico se encargó de debilitarla. Ahora su “solución” es más Estado, más dependencia del poder.
Contrarrestar la soledad, empieza por no generarla y atender a los que la padecen, fomentando una legislación laboral que no atente contra la familia: horarios que respeten la vida familiar, salario digno…