Miles de ilegales se juegan la vida en los Alpes para llegar a Francia

MigrantesAlpesHace pocos meses cruzaron el mar y llegaron a Italia desde Libia, donde la mayoría sufrieron torturas y un sinfín de penalidades. Con el sueño del paraíso europeo, animados por haber dejado atrás un infierno y superar la peligrosa travesía del Mediterráneo, llegan a las montañas de los Alpes, donde ven por primera vez la nieve. Procedentes de países africanos, donde no suelen conocer el frío, corren ahora el riesgo de perder la vida ahogados en un mar blanco porque subestiman el frío invernal y tratan de superar la montaña nevada con ropa y calzado no apropiados.

Seguramente no saben que la montaña es como el mar: Si no la conoces, no te perdona. Comienzan a conocerla cuando llegan a su último destino italiano: Bardonecchia. Un cartel azul con una escritura blanca indica el nombre de la estación ferroviaria: Bardonecchia, un municipio de unos 3.000 habitantes de la provincia de Turín, al pie de los Alpes. Este es el último pueblo italiano confinante con Francia, a 1.312 metros de altitud. Desde aquí parte la llamada «ruta alpina», emprendida por muchos inmigrantes a la búsqueda de una nueva vida en Francia o en algún país del norte de Europa. Mirando el mapa, parece que la distancia entre Francia e Italia es muy corta; 15 kilómetros separan Bardonecchia de Nevache. Peligro mortal. Ese gran objetivo de superar los Alpes lo intenta una media de 30 personas diarias, según el Cuerpo Nacional de Socorro Alpino.

Un gran cartel les advierte que no se deben aventurar en la nieve: «Atención, peligro de muerte. La montaña es peligrosa en invierno. Hay riesgo de congelación a causa del frío extremo, riesgo de perderse o de morir por agotamiento. Puede haber hasta más de metro y medio de nieve en el camino. Por favor, no intentarlo». Este es el texto escrito en varios idiomas que figura en grandes carteles, en los que además bajo el gráfico de una calavera aparece en grandes caracteres la palabra «peligro» y numerosas diseños donde se reflejan los graves peligros de la montaña. Además, muchos voluntarios que acogen a los inmigrantes les explican, generalmente en vano, que ni se les ocurra emprender esa aventura a 15 grados bajo cero.

La desesperación por pasar a Francia y encontrar un pariente que pueda ayudarles hace superar los temores. Los voluntarios intentan ayudarles con calzado más adecuado y ropa para afrontar el viento gélido. A su vez, los inmigrantes se echan encima todo lo que llevan en su mochila. Suelen ponerse dos o tres pares de pantalones uno encima del otro. Al no disponer de botas apropiadas, se colocan bolsas de plástico en torno a los pies para que la nieve no les llegue a la piel. Desde que comenzaron las nevadas, numerosos inmigrantes han tenido que ser socorridos. Algunos han muerto. Los que consiguen llegar a Francia, corren el riesgo de que los gendarmes franceses los devuelvan a Italia. A buen seguro volverán a intentar la odisea.
Ángel Gómez Fuentes
Fuente: ABC