Luchemos por la abolición de la esclavitud infantil, no por regularlo en forma de “trabajo” infantil


Bolivia, que acaba de enviar un satélite al espacio, cuenta con una de las tasas más altas de esclavitud infantil. Es una gran metáfora de este siglo XXI: medios tecnológicos que nos ponen en la órbita del «progreso», conviviendo con situaciones de explotación que nos retrotraen al siglo XIX. Allí, su presidente, ha pasado a la actualidad informativa por declararse partidario del «trabajo infantil» y bloquear una tímida reforma que ampliaría a los 14 años la edad a la que estaría permitido incorporarse al «mercado laboral». Para tomar dicha decisión y hacer tales declaraciones ha contado con el respaldo de una poderosa asociación de «niños trabajadores» bolivianos, que reclaman unas «justas» condiciones para un trabajo que consideran necesario para colaborar a acabar con la miseria en la que viven sus familias.

 Que algunos explotados acaben queriendo regular sus cadenas, no es nuevo. La explotación y la miseria que roban la esperanza pueden llevar a los oprimidos a no concebir otro futuro. Y desde el sufrimiento de las víctimas hemos de comprenderlo. Pero que un presidente de gobierno, amparado por organismos internacionales y alguna ONG, justifique y legalice la esclavitud con intención de regularla, resulta intolerable. El debate resulta falso, si lo enfocamos adecuadamente. El patrón de medida que debe pasar por un filtro tan sencillo como aquel que dice: LO QUE NO QUIERO PARA MIS HIJOS, NO LO QUIERO PARA NINGÚN NIÑO DEL PLANETA.

Los que abogan por regular la prostitución como un trabajo más, ¿alentarían que su hija eligiera ese «trabajo» en la misma medida que alentarían ser médico o ingeniera? Los que abogan por reducir el hambre de los niños para el 2015, ¿cuántas horas aguantarían si fuese su hijo el que no tiene qué llevarse a la boca? Los que aprueban regularizar la explotación de los niños ¿llevan a sus niños a la escuela o a la cantera a picar piedra? ¿Les dejan elegir a sus hijos? Señores gobernantes, Sr Evo Morales, si no quiere que sus hijos prescindan del juego y la educación, no lo quiera para ningún niño de la Tierra.

ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD INFANTIL YA