Los explotadores prefiere un «falso autónomo» a un esclavo


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El trabajo autónomo pasa los costos de producción al trabajador. El “falso autónomo» es la figura legal con la que el Estado pretende dar apariencia de legitimidad a la explotación de moda. Las empresas utilizan esta modalidad para ahorrar gastos sociales y salariales en detrimento de la dignidad del trabajo.

 

Esta forma de trabajo y la microempresa empujan a los trabajadores hacia una franja creciente de autoexplotación y precariedad; esta situación ha crecido en España durante la crisis. El 35% de la creación de empleo neto ha sido trabajo autónomo. Durante la crisis cada día cientos de autónomos han cesado en su actividad: Han sido los grandes paganos de la crisis. Jornadas laborales infinitas, sin separación entre la vida profesional y familiar, está llevando a este colectivo al borde del abismo personal y social.»

Los bancos han negado el crédito a ocho de cada diez. Algo especialmente grave dado que el tejido empresarial español se sustenta sobre las PYMES y los autónomos.

El sistema económico imperialista ha buscado “adelgazar” las empresas; para conseguirlo ha despedido a los trabajadores y los ha obligado a pasar de asalariados protegidos a una masa de “microempresas” desprotegidas, divididas y compitiendo entre sí. Las grandes empresas, negocian el precio de los servicios en condición de desigualdad, pues hay un gran propietario que tiene el trabajo y un ejército de pequeños compitiendo entre sí para conseguirlo.