Leyes educativas que aplastan a nuestros jóvenes

Portada0245A lo largo de estos casi 40 años de democracia formal el control por el sistema educativo por parte de los distintos gobiernos de turno ha sido una tónica generalizada. Así hemos tenido un total de 8 leyes educativas (LGE-1970, LOECE-1980, LODE-1985, LOGSE-1990, LOPEG-1995, LOCE-2002, LOE-2006, LOMCE-2013). ¿Puede ser esta una de las causas del fracaso educativo? Todas estas normas han tenido en mayor o menor medida su respuesta o contestación en la calle por los distintos agentes educativos. Todas han venido envueltas en polémicas y falsos debates: concertada vs pública, educación para la ciudadanía, religión, reválidas,…, etc. Ninguna de ellas ha abordado el tema de fondo que es el tipo de persona (educando) que queremos para las sociedades venideras. ¿Se ha pensado en promover una persona integral en todas sus dimensiones? ¿O más bien se está pretendiendo generar un individuo acrítico, sin ideales y que se deje llevar por las tendencias de moda tanto a nivel político como social?

El sistema escolar ha estado subordinado a los intereses del Estado y del mercado. Los partidos políticos, lejos de buscar un esqueleto común y ponerse de acuerdo para legislar en educación para 30 años, han utilizado la educación como campo de batalla de sus intereses propios y del mercado queriendo manipular a las futuras generaciones.

Algunos autores han comparado la escuela con una fábrica por esa capacidad de elaborar un mismo producto que sirva a los intereses que el mercado necesita. Hemos hecho una escuela que coloca a nuestros niños y jóvenes en las fauces del capitalismo más salvaje. Debemos convertir nuestra escuela en un espacio de aprendizaje mutuo desde la creatividad y la motivación por buscar soluciones a los problemas que vive la humanidad.

Hoy tenemos jóvenes sin futuro, que han abandonado sus estudios, con pocas expectativas laborales que tienen que salir fuera para buscarse la vida. Además nuestra escuela es clasista, así lo demuestran los indicadores que reflejan que los niños de un nivel socioeconómico bajo son la mayoría entre quienes no obtienen titulación. Un buen sistema educativo tendría que romper esa tendencia. En España, las comunidades con menor renta per cápita obtienen peores resultados que los que tienen mayor.

Debemos trabajar por un sistema educativo con el mismo tronco común para cada región de nuestro país que tenga los mismos recursos y oportunidades para hacer posible una educación de calidad para todos, sin excepción.