Las noticias diarias que nos llegan están plagadas de delitos, a menudo dentro del ámbito doméstico o en las calles de todas las ciudades y, de forma constante, en el marco de los conflictos armados en distintas partes del mundo. En el último año, la violencia ha seguido aumentando, según constata el “Índice global de la paz 2016”, publicado a comienzos de verano.
Como se recordaba en la convocatoria del Encuentro Internacional de Mujeres sobre Noviolencia y Paz que se celebró en Jalgaon (India) en octubre de 2016, “actualmente, hay conflictos armados en el Congo, Sudán, Libia, Chechenia, Oriente Medio… que están dejando un reguero de refugiados con un destino incierto. Por otra parte, el mercado mundial beneficia a enriquecidos y poderosos, creando una desigualdad que es fuente de injusticia y violencia”.
Esta violencia provoca un enorme sufrimiento: guerras; terrorismo, criminalidad y ataques armados; abusos contra los migrantes y víctimas de trata para explotación laboral, sexual y tráfico de órganos; devastación del medio ambiente,… La violencia sólo genera represalias y espirales de conflicto para beneficio de unos pocos.
Responder con violencia a la violencia de este sistema causa guerras, estados fallidos, hambre, emigración forzada y un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias, de los ancianos, de los enfermos y especialmente de los empobrecidos del mundo. La violencia lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no de todos.
Desde el Partido SAIn, como participante en el Encuentro Internacional de Mujeres por la Noviolencia y la Paz celebrado en India el pasado mes de octubre, nos unimos al resto de los asistentes para expresar de forma unánime la urgente necesidad de la puesta en práctica plena de los derechos socio-económicos y políticos para todas las personas del mundo. Para ello, “apostamos por la consolidación de iniciativas solidarias nacionales e internacionales para asegurar a las mujeres, los niños y los hombres un mundo seguro y en paz”.
Es imprescindible un cambio político, económico, social, medioambiental y educativo.