Entrevista a la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini
«Me escandaliza el silencio de Europa ante una matanza con cifras de guerra»
Está muy delgada y su apariencia es frágil, pero esta señora es aguerrida. «¡Venga aquí a contar los muertos conmigo, dé la cara ante el horror!», retó al primer ministro italiano, Letta. El año pasado, le arrebató la alcaldía de Lampedusa a la ultraconservadora Liga Norte.
XLSemanal. ¿Cómo se presenta la jornada?
XL. Octubre está siendo terrible. Y suma y sigue.
G.N. Lo que hoy le parece al mundo una emergencia, en Lampedusa es la normalidad. Los cientos de muertos de estos últimos naufragios no son algo extraordinario.
XL. El Papa Francisco se preguntaba quién es el culpable.
G.N. Estas muertes son sobre todo responsabilidad de Europa. Los derechos humanos son sagrados y no pueden ser materia de disputa ideológica. Hay que cambiar la política de asilo. La mayoría de estas personas huyen de la guerra, se embarcan con sus bebés en brazos. Hay que cambiar las leyes europeas que niegan la libertad de movimientos a esta gente.
XL. ¿Y el Gobierno italiano?
G.N. En Italia hay tanto que hacer… El centro de internamiento de Lampedusa está desbordado. Se hacinan hombres, mujeres y niños. Centenares duermen al raso.
XL. Casi tuvo usted que coger de las solapas al primer ministro italiano y al presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, para que se diesen una vuelta por el centro de internamiento cuando visitaron la isla una semana después del naufragio que conmocionó al mundo.
G.N. Me da mucha rabia… Vienen cuando ya no se puede hacer nada por salvar todas esas vidas. En noviembre de 2012 hice un llamamiento a Europa, pero ninguna autoridad me respondió.
XL. Quizá porque les hacía una pregunta bastante incómoda…
G.N. Les pregunté cómo de grande debía ser el cementerio de mi isla. Fui elegida en el mes de noviembre de 2012 y en seis meses ya me habían entregado 21 cadáveres. Tuvimos que pedir ayuda para que los alcaldes de la provincia dieran un entierro decente a esos cuerpos porque en el municipio no teníamos más sitio. La situación es ya insoportable. Da igual que sea un muerto o 364. Me escandaliza el silencio de la Unión Europea ante una matanza que tiene los números de una guerra.
XL. ¿Y sus paisanos qué dicen?
G.N. Los lampedusanos también somos emigrantes. Emigramos al norte para estudiar, para recibir tratamiento médico… Tenemos cosas en común con los que vienen de África. Siempre hemos sabido que no son invasores.
XL. ¿Se puede sacar alguna lección de esto?
G.N. Es estúpido no reconocer que estamos ante un fenómeno histórico, no es algo pasajero como un terremoto. En Lampedusa lo sabemos desde hace muchos años. Es la tragedia de nuestro tiempo. Europa gasta muchísimo dinero para erigir fronteras en el mar, para militarizar el Mediterráneo. Sospecho que la política europea considera que este coste humano es una manera de enfriar los flujos migratorios, una medida disuasoria, pero no sirve de nada…
XL. ¿Por qué?
G.N. Si son capaces de arriesgar así sus vidas, no hay ninguna política que pueda detenerlos. Nuestro futuro está unido.
Fuente XL Semanal