Con una ley electoral justa, el parlamento catalán hoy tendría una mayoría distinta.

CongresoEn las últimas elecciones, la suma de voto de JxSí y CUP era de un 47% y, sin embargo, el reparto según la ley electoral general les otorgó un 53% de escaños y mayoría absoluta en el Parlamento catalán.

Situaciones como ésta podrían quedar resueltas con las propuestas que presentará la Plataforma por un voto igual este martes por la mañana en el Congreso de los Diputados a distintos vocales de la subcomisión por la reforma de la ley electoral, dentro de la ronda de contactos que tienen preparada dicha plataforma.

Estas propuestas están plasmadas en un documento firmado por Escaños en Blanco, SAIn, UPyD, Partido Pirata, P-LIB y la Plataforma Ahora, que incluye un novedoso sistema de reparto para conseguir un reparto proporcional de escaños sin necesidad de cambiar la Constitución. Lo hace teniendo en cuenta todos los votos emitidos, incluso aunque dichos votos no consigan escaño. Además, en el Senado plantea limitar a dos los candidatos que puede presentar cada partido para evitar las falsas mayorías absolutas que se producen actualmente en la «Cámara Alta».

Según el sistema “Reparto justo” propuesto por Plataforma por un voto igual, a JxSí y CUP les habría correspondido un 49,6% de los escaños del Parlamento, un reparto mucho más ajustado al reparto de votos y por lo tanto a la voluntad real de los votantes catalanes y sin mayoría suficiente para aprobar la ley del referéndum.

Tabla
Otro ejemplo serían las elecciones generales de 2011, en las que el PP obtuvo un 44% de voto y el reparto de la LOREG le asignó un 53% de escaños.

Otras de las propuestas presentadas son la eliminación de la exigencia de firmas a las candidaturas para acceder a las elecciones, envío de un único sobre al censo de publicidad electoral, eliminación del voto rogado, eliminación total de la barrera electoral del 3% y la representación del voto en blanco con escaños vacíos.

Conseguir una ley electoral más justa y realmente proporcional, evitaría parte del creciente desprestigio de la política y el distanciamiento de la ciudadanía, profundizaría en una mayor democracia y evitaría falsas mayorías como ocurre actualmente.