Imagino que todos somos conscientes del fenómeno de nuevos partidos españoles que intentan arrebatar el puesto a los tradicionales, al establishment del bipartidismo. Paralelamente, una cascada de plataformas, coaliciones y partidos instrumentales han florecido a nivel local. Y da que pensar la cobertura que muchos medios han hecho generosamente y de forma selectiva a algunas de las nuevas siglas que operan a nivel nacional. Pues bien, las caras visibles de las más mediáticas de estas nuevas fuerzas, en su esfuerzo por captar la confianza, y con ella el voto, del ciudadano, se están erigiendo como defensores de los intereses de la clase media. Como mucho, llegan a hablar de “clase media empobrecida” o “clase media trabajadora”, pero nunca de los últimos. Y es que, antes, los líderes del bipartidismo ya habían adelantado que, tanto uno como otro partido, son el de la clase media*. En el caso de Burgos, tampoco ningún otro partido (ni coalición), ya sea viejo o nuevo ha hecho públicamente una llamada a defender a los que están en el escalón más bajo.
Y es cierto que, de mano de la mal llamada crisis, la mayoría de los españoles vivimos ahora peor que en 2008. Digo “mal llamada”, porque quizá esta crisis global no comenzó en 2008, sino que ya existía antes como un tributo exigido por el neocapitalismo, pero nosotros mirábamos para otro lado mientras eran otros hermanos los que pagaban con su sangre. Y es cierto que, ahora, una parte relevante de la clase media, numerosa en este país, se ha empobrecido hasta perder muchos de los privilegios de que disfrutaba y hasta, en algunos casos, derechos básicos, bajando peldaños en la jerarquía social.
Pero para nosotros está claro que la salida individual o corporativa de un problema estructural es un falsa salida que asienta más la opresión de los que no han podido escapar de ella. Y, como siempre, los últimos son los que más sufren con cada vuelta de tuerca del imperialismo. Por eso, sólo tendremos un mundo justo cuando hayamos resuelto los problemas de los más pequeños. Que son los de todos. Y sólo podremos hacerlo juntos.
Por eso, mientras otros partidos de nuevo cuño se alzan como adalides de las clases medias, el partido SAIn aspira, ni más ni menos, a ser el partido de los últimos (parados de larga duración, explotados, hambrientos, inmigrantes indocumentados, no nacidos,…). Puede que no se políticamente correcto hablar de ellos, pero para nosotros esa es la política correcta. Esperamos que todos los que compartáis esta preocupación encontréis aquí un espacio para compartirla. No olvidéis rellenar la encuesta ciudadana que estamos haciendo para construir un municipio solidario con los últimos.
Nos vemos en la lucha.
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