Estos días se escuchará y se leerá mucho sobre el «sexto aniversario del inicio de la guerra en Siria» en crónicas, artículos de opinión, declaraciones políticas, o comunicados de ONGs y organismos internacionales.
Hoy en Siria hay varias guerras superpuestas. La civil fue la primera en comenzar. En un análisis histórico Podríamos discutir sobre la fechas -exacta o aproximada- de su inicio, pero de lo que no hay ninguna duda es de que no comenzó en marzo de 2011, ni en los meses siguientes.
En marzo de 2011 un gran sector de la población siria se levantó contra la tiranía de Al-Asad pacíficamente, y pese a la brutalidad opresora del régimen desde el minuto uno las protestas siguieron teniendo un carácter primordialmente pacífico muchos meses, llegando a picos de puntos de concentración y manifestación incluso pasado más de un año desde marzo de 2011.
Hacer énfasis sobre esto no es un detalle fruto de una mente quisquillosa, sino que es parte de una lucha por la narrativa de la Cuestión siria, y por la memoria de sus actores, héroes, y víctimas. Esta lucha es importante debido a que lo políticamente correcto es tratar los conflictos bélicos con el pseudo-pacifismo infantil de «en una guerra todos son malos», actitud que dice poco sobre compromiso moral, y mucho sobre la vagancia intelectual y ética.
El esfuerzo en este tema se lo debemos a las decenas de miles de héroes y heroínas que lucharon, sufrieron y lo dieron todo por una causa que no era «ir a la guerra» sino vivir en paz y dignidad, y también se lo debemos a aquellos que aun yendo a una guerra que ellos no empezaron están a años luz de ser «igual de malos» que el genocida heredero.
En marzo de 2011 comenzó la Revolución Siria.
Yassin Swehat