9.700 es el número más aludido en estos últimos meses y años, pero no corresponde al gordo de la lotería. Tampoco se refiere a la fortuna de Trump o a las consecuencias del Brexit. Y sin embargo es una cifra que está condicionándolo todo de un tiempo a esta parte.
“La ONU prevé una población mundial de 9.700 millones de personas en 2050”, una frase repetida una y mil veces, como si de un mantra se tratase, en tertulias, programas de televisión, charlas, análisis políticos, etc, etc, etc,…
Esta estimación lanzada al aire por la ONU aterriza cada vez que se habla de sostenibilidad ambiental, de producción de alimentos, de geopolítica, de investigación, de lo que sea… y casi siempre para generar incertidumbre, miedo y ansiedad en la población.
Sirve para augurar escasez de alimentos, agua, tierras o minerales; hambre y más migraciones, destrucción del medioambiente, cambio climático; luchas y guerras por el control de los recursos; necesidad del control poblacional mediante aborto (“salud reproductiva y sexual”) y eutanasia.
También sirve de argumento y excusa para calmar la angustia a base de acaparar las tierras, el agua y los recursos de los que hasta ahora viven otros, provocando su hambre y su migración, con lo que se consigue el cumplimiento, ya ahora, de la profecía futura, lo que sirve para retroalimentar sus argumentos.
Sirve para especular con los mismos alimentos y recursos, con lo que ganan más los que ya tienen más que de sobra, a base de quitárselo a los que tienen cada vez menos, acelerando el proceso de pobreza y miseria de la mayor parte, dando de nuevo la “razón” a quienes no la tienen.
Hemos entrado así en una espiral real sobre un número ficticio que algunos, alegremente, redondean a 10.000 (e incluso a 12.000 al final de siglo). 9.700 se ha convertido en el número fetiche que lo justifica todo, para regocijo de las corrientes neomaltusianas.
Sin embargo, este paradigma numérico tiene malos antecedentes. En 1995 la FAO predijo que los 5.800 M habitantes de dicho año pasarían a ser 7.200 en 2010; es decir, un incremento de 1.400 M de personas en 15 años y ¡falló en 400!.
Si en ese período cometió un error de casi un 30%. ¿Qué puede suceder en una previsión hecha a 40 años vista? ¿Qué intenciones esconde al lanzar una cifra tan alarmista con consecuencias tan catastrofistas? ¿Por qué no argumenta que el problema no es de falta de recursos sino de justicia? ¿Por qué no lucha contra la especulación, el acaparamiento y las guerras por los recursos con el mismo ahínco?
Hoy la ONU se ha convertido en el mayor provocador de los problemas que dice combatir: hambre, pobreza, guerra, migraciones,….
Hoy, la ONU, escribe la palabra Malthus con los números del miedo: 9.700
Jose M. Santos