Tras pasar 72 horas en dependencias policiales, el pasado 30 de mayo, día del Corpus, 54 migrantes procedentes de Mali fueron abandonados a su suerte en las calles de Granada por tener atiborrados CIEs y demás dependencias similares. Avisadas apresuradamente algunas asociaciones y ONGs, éstas reúnen a los inmigrantes para facilitarles a algunos el viaje a sus destinos donde tenían amigos o familiares; finalmente quedan 22 a la espera de poder gestionar la finalización de sus viajes. A la mitad de estos se les acogió en una mezquita de Granada y al resto en la parroquia Santa María Micaela. Una militante de un partido político reconocía que en situaciones como ésta las únicas respuestas rápidas y eficaces se dan desde ámbitos de fe.
La parroquia se volcó para acondicionarles el alojamiento, la comida, la higiene, la ropa, móviles y lo que para ellos era más importante: el contacto con sus familias que habían quedado en África. Desde el jueves al domingo pudieron ir contactando también con sus amigos y familiares en España-Europa; se les facilita continuar el viaje. A día de hoy solo quedan 2 que han solicitado asilo y que están a la espera de la cita para iniciar la tramitación.
En la parroquia entendimos que no era una mera casualidad el que coincidiese con las fechas del Corpus Cristi, era Cristo encarnado en migrantes el que nos visitaba y al que teníamos que acoger. Fue un revulsivo para despabilar conciencias y generar cambios de actitud en feligreses y vecinos que pasaron del cansancio o la indiferencia al entusiasmo, la unión, la implicación personal y el aportar lo que cada uno tenía: ropa, comida, tiempo, servicio de traducción… Por otro lado la parroquia descubrió la gran variedad de asociaciones asistenciales granadinas que con una gran profesionalidad y afecto viene atendiendo este tipo de situaciones.
A partir de este caso se reunieron los responsables de estas organizaciones con el ayuntamiento para articular un protocolo de actuación que impida el que se repitan este tipo de emergencias.
Esta medida ha querido servir de presión a la sociedad granadina para que admita las obras de un centro de retención de inmigrantes en Motril. Esto es una medida ante la cual ya se manifestaron la semana pasada miles de motrileños en contra de este nuevo CIE encubierto.
Desgraciadamente estas situaciones se seguirán produciendo porque África sigue siendo esquilmada por nuestras multinacionales, siendo el tablero donde Europa, China y Estados Unidos juegan a ver quién se lleva la mayor parte del pastel de sus riquezas naturales, incluyendo en este macabro juego el control de las guerras o guerrillas más o menos difundidas por nuestros medios de comunicación. Refugiados que huyen de la guerra del hambre.
Esta experiencia nos empuja a una mayor colaboración entre las distintas instituciones granadinas que están en esta tarea. Teniendo claro que toda persona tiene derecho a no tener que emigrar, pero también tienen derecho a emigrar si lo necesita para vivir. Por ello es urgente y necesario luchar contra los hechos, pero más importante es combatir las causas que están detrás de esta migración: la denuncia de las personas e instituciones que están provocándolas o consintiéndolas; la promoción de los países empobrecidos, exigiendo por justicia la devolución de lo robado durante siglos. Todo lo que podamos ingeniar para que sea innecesario el que miles de personas sigan jugándose la vida, no solo en el paso del Mediterráneo, sino también y menos conocido, en la travesía del desierto del Sahara, donde muchos se quedan sin llegar siquiera a la costa, o en Turquía, o en México o en cualquier parte donde los pobres huyen de la pobreza.
Pablo Tejada