¿Como nos juzgará la Historia? ¿que les diremos a nuestros hijos?
Las políticas criminales europeas impuestas desde hace años son una sentencia de muerte para miles de personas, hombres, mujeres y niños. Primero llegaron las leyes, luego los CIES, las vallas y las concertinas (junto con la “ayuda” para el desarrollo), después la progresiva militarización de las fronteras (nuestra Guardia Civil está presente en Mauritania). Alejando las fronteras alejábamos a los muertos no sabemos si de nuestras conciencias pero si de nuestras retinas. Al menos no morían tan cerca de nosotros.
Cuando comenzó la mal llamada crisis de los refugiados, manejada políticamente por los medios de comunicación al antojo de los intereses económicos europeos, los empresarios alemanes se frotaron las manos. Llegaba la mano de obra esclava (y con ¡título universitario!) de una manera rápida, fácil y barata. Dispuesta, después del trauma de la guerra, a trabajar como fuera. Aunque con alguna protesta, comenzaron a trabajar por 1€ euro al día nada más poner un pie en Europa. (En Alemania el salario mínimo es de 8.5 € al día para nacionales y extranjeros). Sin ir más lejos el pasado mes de febrero se organizó en Alemania una feria de empleo para refugiados donde se pasearon más de 4000 personas tituladas para ver como encajaban en el maltrecho “mercado” de trabajo alemán.
Pero los ”sobrantes”, ¿qué hacemos con ellos?. Los devolvemos a los “almacenes”. Para eso están y para eso los países ricos pagan a los cipayos del siglo XXI: Marruecos, México o Turquía. Una vez más pagando a terceros para que hagan el trabajo sucio con los “sobrantes” de la mano de obra que no necesitamos. Una vez más lavando nuestras manos e intentando sin éxito lavar nuestras conciencias. Su destino serán los talleres clandestinos que crecen por doquier en ese infierno en el que se han convertido los países almacén. Allí, aunque expulsados, seguirán trabajando como esclavos parar EEUU o Alemania. Afganos en Ankara, centromericanos en las maquilas de la frontera mexicana…. Allí, tierra de nadie, donde las mafias esperan como zorros en la madriguera.
10.000 niños refugiados han ¿¿¿“desaparecido”??? nada más llegar a Europa se sospecha que para la esclavitud sexual.
Entretanto los atentados terroristas cometidos por jóvenes europeos de origen árabe y musulmán eran manejados para distanciarnos emocionalmente de todos esos refugiados, llegados a nuestras tierras huyendo de nuestras guerras (las provocadas por los ricos, con nuestras armas, financiadas por nuestros bancos). Así hasta llegar a la actual ceguera que condena a familias enteras.
Si pensábamos que el sometimiento de los poderosos sobre los débiles, sobre aquellos obligados a servirnos, no podía llegar más lejos, aquí tenemos un nuevo capítulo del horror que quedará escrito en la historia Europea. ¿Por qué? Porque nos hemos olvidado de luchar entre tanta marea, porque hemos convertido la lucha en fiesta, porque una vez más hemos puesto la mirada sobre nuestro ombligo, porque nos hemos olvidado de la solidaridad.
Si no somos capaces de mirar hacia nuestras fronteras dificilmente podremos afrontar los problemas que nos preocupan dentro. Resulta que este país en funciones “funciona”, pero en nuestras fronteras miles mueren, los matamos.
¿Hasta cuando?