Desde hace años mucha gente ha votado, más que por convencimiento, para echar a este o aquel partido, buscando el mal menor, etc. y por eso, entre otros motivos, llegamos a la situación de corrupción generalizada, desencanto ciudadano y desprestigio de la política como servicio al bien común.
Parece que hemos olvidado que el voto es en primer lugar un acto moral y de conciencia, dado que implica un apoyo y una cierta identificación y corresponsabilidad con lo que luego hace el partido al que votamos. Ciertamente debemos tener en cuenta también el para qué de nuestro voto, y ahí está la clave de la cuestión.
Si tenemos una mirada limitada al corto plazo, o conformista con lo que hay, o demasiado volcada hacia lo que a mí me afecta, caeremos en el voto que resulta más útil pero útil para que todo siga igual. También podemos caer en la tentación de votar a caballo ganador, al partido de moda, es decir, al que han puesto de moda los medios de comunicación.
Existe actualmente una nueva variante del voto útil para regenerar la vida política, es decir para volver-a-generar â con caras y siglas nuevas- la misma lógica política que nos ha traído hasta aquí; que todo cambie para que nada cambie. Me refiero a la política basada en campañas de marketing a modo publicitario, que dice a la gente lo que quiere oír, que les promete tal o cual beneficio si ellos ganan a modo de subasta electoral; cantos de sirena en definitiva. Muchas veces hemos contemplado como este voto al final resulta útil para pactar con los de siempre a cambio de unas migajas. Es lo que pasa cuando crees que las cosas sólo se pueden cambiar si accedes a puestos de poder.
En el partido SAIn entendemos la política de una forma radicalmente distinta. Ponemos la mirada más allá del corto plazo, para lo cual intentamos generar hoy una conciencia y una actitud solidarias y autogestionarias en la sociedad y vamos teniendo experiencia de que se pueden cambiar las cosas, incluso aunque aún no tengamos aún representación institucional. Cada voto a un partido como el SAIn refuerza significativamente la incidencia de nuestra acción política del día a día – cuando pasa la vorágine electoral- hace que nuestras propuestas y denuncias sean más tenidas en cuenta, de algún modo le da más potencia a nuestro altavoz, que quiere ser estar al servicio de los últimos. Incluso numéricamente es más útil ya que un voto más o menos a un partido como el SAIn marca más la diferencia que ese mismo voto enterrado entre miles y miles.
Que nuestro voto, y lo que es más importante, nuestro compromiso cotidiano con el bien común, sea un acto de conciencia y así será realmente útil, útil para provocar cambios profundos y duraderos.
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