Las grandes empresas multinacionales y bancos mandan en la Unión Europea


Una estructura institucional antidemocrática, donde las decisiones políticas se encuentran cada vez más alejadas de los ciudadanos

La Unión Europea (UE) es controlada por grandes empresas multinacionales y bancos, constituyendo un instrumento de opresión y asesinato de millones de empobrecidos y débiles, principalmente, a través del robo económico de materias primas y fuentes de energía de los países empobrecidos, de las guerras provocadas para el control de estos recursos y para los negocios con las ventas de armamento, con la deuda externa…

 

 

 

Y para que toda esta maquinaria institucional burocrática y antidemocrática, con sede en Bruselas, sirva a dichos intereses, existen los llamados “lobbys” o grupos de presión, constituidos por asociaciones empresariales (ERT, Business Europe…), despachos de abogados, equipos de profesionales, agencias de relaciones públicas y grupos de pensamiento (“Think tanks”), dedicados de forma permanente a influir políticamente para que las normativas les sean favorables.

Se estima que estos “lobbys” de presión son irnos 2.000, gastan en dicha tarea, al menos, unos 3.000 millones de euros al año, y disponen de unas 30.000 personas dedicados en exclusiva a influir en las instituciones de la UE.

Los grandes bancos y las grandes empresas, especialmente químicas, energéticas, informáticas y de la alimentación, son las que cuentan con “lobbys” más potentes y, por tanto, son las principales beneficiarías, para lo cual se compran voluntades políticas con dinero, regalos, comidas y viajes, se asiste a reuniones de trabajo con altos funcionarios, se redactan borradores o enmiendas de normativas, se coloca en puestos relevantes a personas muy vinculadas a los intereses de estas grandes corporaciones y bancos…

Y a este control se presta la clase política europea, ostentadora de inmorales privilegios, como vuelos en primera clase, dieta diaria de 300 € por cada día de asistencia al trabajo, coches de lujo con chófer, más de 6.000 € netos mensuales de sueldo, otros 4.200 € mensuales para gastos generales, más 21.000 € mensuales para contratar personal propio de libre designación, y pensión de al menos 1.250 € mensuales por cinco años en el Parlamento, a partir de la edad de 63 años…

Todo ello, dentro de una estructura institucional antidemocrática, donde las decisiones políticas se encuentran cada vez más alejadas de los ciudadanos.

El Estado nación, en cuanto a unidad fundamental de la vida organizada del hombre, ha dejado de ser la principal fuerza creativa. los bancos internacionales y las corporaciones multinacionales actúan y planifican en términos que llevan mucha ventaja sobre los conceptos políticos del estado-nación«.