La pobreza golpea al doble de hogares que antes de la crisis

Antes de 2007 había entre 2.000 y 3.000 familias sin ingresos, una década después son 5.700

La pobreza salpica a más burgaleses tras una década de crisis. En los meses en los que sube la tasa de empleo y baja la de desempleo, sobre la que Burgos se sitúa a la cabeza de estos indicadores de la Encuesta de Población Activa (EPA), se ve que 2017 no se ha movido entre aquellos que no encuentran oportunidades. La cifra de hogares con todos sus miembros, en edad de trabajar, en paro es un fiel calco de cómo cerró 2016. Un total de 5.700 familias burgalesas no tienen ingresos por un empleo. ¿Es este el nuevo suelo de la pobreza en Burgos?

La realidad es que la recuperación no llega a todos. Los parados de larga duración y de mediana edad no parecen encontrar acomodo en el universo laboral que ha dejado la crisis tras de sí. Junto a ellos mujeres y jóvenes son otros colectivos con más problemas de inserción laboral. «Hay una bolsa de pobreza que no se va a poder asumir y que, además, favorece la economía sumergida», apunta la coordinadora de Acción Social en Cáritas, María Gutiérrez, quien reconoce que con la crisis ha vuelto a haber opción para quien quiere encontrar trabajadores sin contrato laboral. Cabe destacar que en Cáritas el 42% de los usuarios de atendidos en 2017 no tenían ingresos Una cifra que no ha hecho más que crecer en los últimos tres años.

Antes de la caída de la economía el número de hogares dependientes de ayuda de terceros por falta de ingresos se situaba entre los 2.000 y los 3.000 hogares. Una bolsa de pobreza que fue mínima en 2004.
El dato más desesperanzador es la fragilidad de la integración laboral de los desheredados de la crisis. «Se da la circunstancia que tenemos más inserciones laborales que otros años pero no baja el número de ayudas económicas que se gestionan» responde la técnico de Cáritas.

Si comparamos la cifra de todos los hogares en paro de la provincia que se registró en el trimestre anterior, el tercero de 2017, vemos cómo el incremento es abrumador. En septiembre, en plena época de trabajos agrícolas y vendimia y periodo estival más activo para el sector servicios, la EPA situó en 3.800 las familias con todos sus miembros en paro. «El verano en contratación fue muy bueno pero Burgos está condicionada por el fin del verano y la vendimia y noviembre suele ser muy malo en términos de empleo», señala Gutiérrez. Quien reinvidica que «la única manera de salir de la pobreza es invertir, por parte de las administraciones, en una vivienda social real porque normalizar la cronificación de la asistencia de Cáritas u otras organizaciones sociales nos aleja de Europa», señala.

Si bien es cierto que el dato del tercer trimestre de 2017 fue inusualmente bajo para la serie registrada por el INE a través de la Encuesta de Población Activa desde 2002. El análisis refleja que hace 16 años se cerró con 3.700 personas con todas las personas activas sin empleo. A partir de ahí se bajó la cifra de forma consecutiva en 3.000 familias al año siguiente, en 2.900 en 2004 hasta alcanzar las 2.000 familias con todos sus miembros en paro, el suelo de este fenómeno que deja tras de sí el poso de desigualdad que existe incluso en tiempos de bonanza. Años después la cifra no alcanzaba los 3.000 hogares hasta que llegó la primera oleada de damnificados por la crisis económica que primero, en 2006, empezó a sentirse en la construcción, uno de los sectores con más empleabilidad. Dos años después, que coincide con el máximo de mensualidades del paro, se registra el primer pico con 5.100 familias en esta situación.

El segundo incremento determina que el drama de estar sin empleo ya no está supeditado a entornos de fácil integración. Empieza a generalizarse. Así se registran 8.300 familias con todos sus miembros en paro. Aún habrá que esperar al momento en el que la crisis muestra su peor cara en Burgos. 2010. Ese año se alcanzan las 9.100 familias con todos en paro.Dos años después, y tras un respiro en 2011 en el que se baja a 7.500 hogares, se alcanza un nuevo tope: 10.500 personas sin ingresos por un empleo. Habrá que esperar dos años más para observar el peor dato de este epígrafe que mide la pobreza real que golpea, también, a la provincia. El techo se alcanzó en 2014 con 12.200 hogares con todos sus miembros en edad de trabajar sin empleo. Después se ha corregido la cifra con 9.300 familias en 2015, 5.700 un año después, la misma cifra que se ha registrado al cierre del pasado año. ¿Será el nuevo suelo de la pobreza en Burgos?

De la misma manera el número de hogares con todos con empleo ha vivido una evolución similar. El año con menos hogares con dos ingresos es 2013. En aquel momento fueron 79.400 los que mantenían sus puestos de trabajo a pesar de la crisis. La situación se ha compensado hasta 2016 en el que se cerró con 93.300 con familias sin ingresos.

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