Ante el drama de los inmigrantes. El 14 de septiembre en el paseo de Atapuerca.

Este domingo los amigos del partido SAIn de Valladolid realizaron una concentración “Ni banderas ni fronteras” ante los acontecimientos que tienen lugar en las fronteras europeas.

En Burgos, nos sumaremos a la convocatoria de los cí­rculos del silencio que se vienen realizando desde hace años. La próxima será el lunes 14 de Septiembre a las 19:30 en el paseo de Atapuerca.

Os dejamos enlace a algunos artí­culos que hemos publicado sobre el tema: el padre de Aylan, Escapí r de una guerra para acabar muerto, de José Palazón, comunicado SAIn del 2013 sobre la guerra en Siria

y trasncribimos las palabras de Diego Velicia en la concentración mencionada:
“Nos convoca una realidad plasmada en una fotografí­a, que ha provocado un estremecimiento en toda Europa. En los cuatro años de guerra en Siria han muerto 200.000 personas. Muchos de ellos niños. Pero ha sido la fotografí­a de una ví­ctima de la guerra la que ha sacudido la conciencia de Europa.
Quizá porque ese niño podrí­a ser cualquiera de los que corretean por aquí­. Quizá porque ha sido la gota que ha colmado el vaso lleno de fotografí­as estremecedoras que reflejan una terrible realidad: personas asfixiadas en un camión, familias arrastrándose por alambradas, cadáveres flotando en el mar…

Y ante esta imagen, y ante esta realidad nos surgen preguntas:

¿Quién era este niño? ¿Cuál es la historia de su familia? ¿De qué ciudad fueron expulsados? ¿Cuánto pagaron sus padres para embarcar en un viaje a la muerte? ¿Quiénes se benefician de ese tráfico brutal de personas? ¿Quién vendió las armas con las que se bombardeó su ciudad? ¿Quién se enriqueció con ese negocio? ¿Cuántas personas han sido expulsadas por la guerra en Siria? ¿A qué paí­ses se fueron? ¿Qué ha hecho el gobierno español hasta ahora? ¿Cuántas personas se han visto forzadas a emigrar por las guerras, por la falta de futuro, por el hambre, la explotación, el expolio de recursos naturales?
Preguntas que buscan respuestas.

Cuatro años de guerra en Siria han provocado dos millones de refugiados. Y han sido acogidos fundamentalmente en paí­ses empobrecidos: Lí­bano, Turquí­a, Jordania, Irak y Egipto.
Ahora, cuando llegan a Europa, Europa reacciona sorprendida, asustada, alarmada. Algo parecido ocurrió hace un año con el ébola. Hasta que no llegó a Europa, Europa no reaccionó.
Es necesario acrecentar en Europa la conciencia de solidaridad, para no permitir que los gobiernos permanezcan indiferentes ante estos dramas.

Y buscando respuestas encontramos que cerca de aquí­, en Málaga se fabrican las alambradas que se usan para evitar la entrada de familias en Europa. Alambradas que en alguna comunidad autónoma de nuestro paí­s la legislación medioambiental impide su uso por el daño que causarí­an a los animales. El negocio con el drama de los refugiados también está cerca de aquí­.

Dice el gobierno español que en el reparto de cuotas de refugiados a acoger España ya hace bastante. La polí­tica del gobierno español en la frontera sur ha ido destinada a desviar la corriente migratoria hacia otros paí­ses del norte de África, haciendo más fácil la muerte en el mar. No arregla ningún problema. Lo traslada de lugar y lo empeora.

55.000 personas visitaron Santiago de Compostela sólo en el mes de agosto. Y fueron acogidos. 60 millones de personas visitaron España en 2014. Y fueron acogidas. Parece que nuestro paí­s es capaz de acoger a millones de personas. Pero decide acoger a los que vienen con dinero y poner trabas, vallas, alambradas a los que no lo tienen.

Hacen falta medidas para la acogida de refugiados. Pero no es suficiente. Es imprescindible no llenar de vallas, alambradas y muros burocráticos el tránsito de personas que buscan una vida digna.
El gobierno español y la Unión Europea deben emprender una movilización diplomática firme y decidida para poner fin a la guerra en Siria y en tantos otros paí­ses. Y es imprescindible un trabajo decidido para terminar con el expolio de paí­ses empobrecidos que obliga a emigrar a millones de personas, rompiendo familias y condenándolas a un futuro de explotación. Los que os hemos convocado queremos empeñarnos en esta tarea y os invitamos a todos a uniros a ella”

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