Sigue el asesinato de inmigrantes en el mar.

Se habla de casi mil muertos que iban en un barco que naufragó en el Canal de Sicilia. En una carta del 9 de diciembre de 2014, Klaus Rösler, director de la división de operaciones Frontex, exhortó al Ministerio del Interior italiano, a la Marina y a los guardacostas a detener la práctica actual de rescatar a balseros que estuvieran en peligro en el mar.

Después de dar por terminada la operación armada italiana Mare Nostrum, que rescató a más de 120.000 personas, y al principio de la operación de Frontex: Triton, Rösler reprochó a las autoridades de Roma que le asignaran buques para moverse «en zonas fuera del área operativa de Tritón» con el fin de asistir a los barcos en peligro. Esto «no correspondería a la planificación operativa»;  Rösler agregó que no era necesario acudir a cada llamada de SOS. Como uno de los directores de la Agencia Frontex, apunta a la  responsabilidad de los guardacostas libios que, como es sabido, ya no están desde hace muchos meses debido a los reanudados conflictos bélicos. En otras palabras, Klaus Rösler, desde una posición jerárquica de la Agencia de fronteras de la EU, inequívocamente ha solicitado que se dejen morir en el mar a refugiados e inmigrantes en situaciones de peligro.

No mueren. Son asesinados.