La crisis de Podemos manifiesta dos graves defectos de la falsa izquierda: el dirigentismo y el utilitarismo

La crisis de Podemos ejemplifica a la perfección los principales defectos de la falsa izquierda en nuestro país: el autoritarismo y la utilización de los problemas sociales en beneficio propio.

Podemos nació como partido en 2014 y los que ahora se escandalizan del dirigentismo de Pablo Iglesias, y los que sufren en sus carnes ese dirigentismo, son los mismos que aplaudían la inteligencia y valentía de poner la cara de Pablo Iglesias como logotipo del partido en las elecciones europeas de 2014. El éxito electoral (Podemos consiguió 5 eurodiputados) anuló cualquier debate ético interno sobre el asunto.

Pero nuestra sociedad cada vez tolera peor los autoritarismos tan explícitos y tan personalizados como éste. Y los propios correligionarios, especialmente los derrotados en las peleas internas, acaban por urdir sus propias estrategias al margen de, e incluso en contra de, su partido. Nada nuevo bajo el sol. Si tiene que haber un solo gallo en el gallinero, lo normal es que haya pelea entre los aspirantes. Mientras la izquierda no se libre del dirigentismo que la atenaza no estará preparada para el siglo XXI. Librarse del autoritarismo requiere una formación, una manera de organizarse y de relacionarse completamente nueva y diferente a la actual.

El otro gran defecto es la utilización de los problemas sociales en beneficio del partido. Podemos surge aprovechando el impulso del 15M y haciendo suyas reividicaciones de buena parte de la sociedad, en medio de una grave crisis económica, política, social e institucional.

Una de las banderas que Pablo Iglesias agitaba sin cesar era la de la distancia entre la clase política, que denominó “la casta”, y la sociedad. Denunciaba la diferencia de estilos de vida entre unos y otros, los sueldos de los políticos, los privilegios en planes de pensiones… etc. 5 años después no parece que esa diferencia haya desaparecido. Ahora Pablo Iglesias vive en un chalet en Galapagar y la palabra casta cada vez se escucha menos en los discursos de Podemos.

Así, analizando la cuenta oficial de Twitter de Podemos, se puede ver que mientras en 2014 la palabra “casta” aparecía 281 veces, en 2015 fueron 31. En 2016 apareció en 6 ocasiones y en 2017 y 2018 no se mencionó ni una sola vez. ¿Qué ha sido el tema de la “casta” para Podemos? Una herramienta para enrabietar al ciudadano, transformar esa rabia en votos hacia Podemos y dejar a sus votantes desengañados. No es de extrañar que pierda votos.

Construir poder solidario no se puede hacer desde el utilitarismo, ni desde el autoritarismo. La solidaridad en la política requiere otro estilo, más honesto; otra práctica política; más humana; otro tipo de organización política, más democrático.