El beneficio propio sobre el bien común

Asistimos a la primera moción de censura que prospera en nuestra democracia, y tiene un denominador común respecto a las sesiones de investidura que han tenido anteriormente. Nuevamente se produce el olvido de los últimos, vuelven a ser los grandes ausentes: los parados, los que sufren de la explotación laboral, las familias, los inmigrantes que cruzan nuestras fronteras, los que temen ser encarcelados en un CIE para ser devueltos a sus países… y así tantos silenciados dentro del rifirrafe del… ¡Y tú más!

En cambio hemos vivido un panorama desolador en la lucha por el poder y por el beneficio propio a cualquier precio:

  1. La situación se crea por la acreditación del PP como uno de los partidos que más se beneficia de la corrupción, se demuestra su caja B, gana elecciones gracias a su financiación irregular, y por la poca credibilidad del testimonio de Rajoy en el juicio. El Partido Popular hace nula autocrítica real: ninguna medida, ninguna dimisión y ningún cambio a raíz de esa sentencia. En la moción de censura el líder de la pantalla de plasma usa por última vez el silencio como forma de diálogo con sus horas de absentismo en el Congreso.
  2. El PSOE presenta la moción de censura sin la certeza de ganarla. Se presenta como el partido que va a echar a los corruptos cuando su limpieza está más que en entredicho, y estas semanas se está demostrando con el juicio por el caso de los ERES y tantos otros.
  3. Es el cambio del PNV el que inclina la balanza del lado del PSOE. La semana pasada exprimían mejor al PP y esta semana exprime mejor al PSOE. Y así se cambia la chaqueta cuantas veces haga falta.
  4. La sobrerrepresentación de los nacionalismos en el Congreso y la incapacidad de PP y PSOE para llegar a acuerdos en temas fundamentales están en la base de la posibilidad de que los nacionalismos tengan un peso desproporcionado en la política nacional.
  5. Es necesaria y posible una reforma electoral que permita una representación más justa. Una reforma que llevaban en su programa electoral partidos como PSOE, Podemos y Ciudadanos. Para ello será imprescindible que el valor del voto sea igual para todos los ciudadanos, independientemente de a quién se vote o dónde se vote. Y que los ciudadanos tengan libertad tanto para ser votados como para acceder libremente a las elecciones.

Nos tememos que esta medida no entre en las prioridades del nuevo gobierno. Será más fácil buscar medidas efectistas y de cara a la galería.

Para ejercer una democracia real el protagonismo debe recaer en la sociedad, con una política que no sea al servicio de “mi presidencia” o de “los intereses de mi partido”, sino al servicio de los últimos y fundamentalmente del bien común.

Partido SAIn