El amor a la libertad solo se sostiene desde el amor a la verdad

20 años luchando por la libertad y la solidaridad



La revista Autogestión acaba de editar su número 100. Son 20 años de trabajo haciendo que la voz de los empobrecidos y de los oprimidos de la Tierra se oyera en medio de una sociedad ensordecida por la corrupción y la «buena vida».

Durante ese tiempo la revista Autogestión se ha elaborado y distribuido exclusivamente con el trabajo gratuito de militantes cristianos y de otras muchas personas, logrando ser independiente de cualquier poder económico o político y denunciando las verdaderas causas del hambre, del paro, de la esclavitud, del aborto…

Durante 20 años los nombres de los grandes responsables de estas injusticias han sido puestos en la palestra de la opinión pública cuando los demás medios, los grandes partidos y sindicatos guardaban silencio autocensurados por la publicidad o por las subvenciones. Emilio Botín del Banco Santander, Amancio Ortega de Inditex, Jesús Polanco de Prisa son algunos ejemplos.

La revista Autogestión ha informado sobre los poderosos mientras los grandes medios de comunicación guardaban silencio autocensurados por la publicidad y las subvenciones

 La autogestión y la solidaridad deben ir siempre juntas y esto solo es posible si trabajan para la promoción integral y colectiva de la sociedad.

Es posible tener medios de opinión propios que sirvan a la transformación de la sociedad. La historia de solidaridad de los pobres demuestra que sin poseer medios de expresión libres no es posible la formación de una conciencia solidaria y autogestionaria que libere de toda explotación.

Autogestión y Solidaridad son dos caras de una misma cultura. La una sin la otra se corrompen en dirigismo paternalista y asistencialismo.

La unidad entre autogestión y solidaridad solo se puede sostener si ambas trabajan para la promoción integral y colectiva. La promoción es la elevación material, intelectual, moral y espiritual de toda la sociedad, desde los más explotados y oprimidos hacia el bien común, por tanto de todos y cada uno de los hombres. El objetivo es liberarnos juntos de las cadenas del materialismo y de la opresión sin dejar a nadie en la cuneta frente a la cultura capitalista que aboga por la promoción individual a costa de los demás.

La promoción integral y colectiva supone también que todas las dimensiones de lo humano deben ser desarrolladas, incluida la religiosa, imprescindibles para que las personas puedan formar una verdadera comunidad política.