DESPEDIDA DEL CONGRESO ROMPIENDO CADENAS

Cesar Chávez, inmigrante pobre que lucho desde la no violencia, contra la explotación y la esclavitud que padecían los trabajadores agrícolas como él, en EEUU, dijo una frase que en mi opinión resume este congreso. Él dijo: “la forma como empleamos la vida revela qué clase de hombres somos…. Ser persona es sufrir por otros”.

Y ¿Acaso no es esta nuestra experiencia antes de venir a este congreso? ¿Acaso no es esa la experiencia que hemos vivido aquí? ¿Acaso nuestro corazón, nuestra mente, nuestro espíritu, no se llenaba de esperanza, no se ensanchaba, con los hecho compartidos de sufrimiento, de sacrificio por otros?
De alguna manera, la pregunta que latía de fondo estos días era: ¿Cuánto sufrimiento del que hemos visto y compartido estoy dispuesta a acoger? ¿Qué paso más de sacrificio por los que más lo necesitan, por los más pobres, estoy, estamos dispuestos a dar? En nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestra asociación, personal y juntos. Y sobre todo, ¿vamos a dejar que este paso más lo marque el sufrimiento de los niños secuestrados en Guatemala para el tráfico de órganos? ¿Vamos a dejar que la medida de este paso más sea el sufrimiento de las mujeres violadas en los prostíbulos de Argentina o de España?

Me llevo a Santander, donde vivo, la alegría de haber visto estos días, cómo en el intento de construir un mundo más justo, en diferentes lugares del mundo (Argentina, Tánger, Paquistán…), tenemos intuiciones, reflexiones, vivencias similares. Me llevo especialmente tres:

– La primera, la necesidad para luchar de acrecentar nuestra rabia, nuestro odio al mal; Que será mayor cuanto más peguemos nuestra vida al dolor de los que más sufren, cuanto más compartamos la vida de los pobres. Y en la medida que esto sea así, más necesitaremos de acción política, más necesitaremos organizar solidaria y colectivamente la vida para que responda a ese dolor, más necesidad de rehacer el mundo desde sus cimientos. Nuestro amigo Julián Gómez del Castillo, que sabéis que impulsó el partido SAIN, nos dijo: “El partido SAIn nace por amor a nuestros hermanos empobrecidos. No es posible conocer al pobre y no amar la política. No es posible amar a los pobres y no querer cambiar las leyes que les aplastan”.

– Las otras dos intuiciones, reflexiones, vivencias, que creo que hemos compartido y me llevo, son que la lucha solidaria es el lugar de encuentro de todos los hombres y que los pobres son el motor de cambio, la fuerza de cambio del mundo en que vivimos. Las mujeres pobres embarazadas, que recorren 15000 Km en la India, y consiguen recuperar sus tierras robadas por las multinacionales, son el motor de cambio del mundo en que vivimos. Los niños esclavos que se asocian en un sindicato y cierran fábricas de esclavitud, son la fuerza de cambio del mundo en que vivimos. Imposible entonces decir que no se puede hacer nada

Yo creo que es más verdad después de este congreso que queremos ser libres, que queremos romper nuestras cadenas internas que nos dificultan dar ese paso más; que queremos cambiar nuestra mentalidad de esclavos, que acepta y justifica la opresión, por una mentalidad de hombre libres que afirme con la vida que ningún dolor me es ajeno, que afirme que el dolor del parado es mi dolor, nuestro dolor; que afirme que  el dolor del explotado es mi dolor, que el dolor de los niños esclavo es mi dolor, nuestro dolor.

Romper las cadenas de dolor que unen a los hombres del mundo es nuestra tarea, y es nuestro deber sustituir esas cadenas por “redes”, por lazos de solidaridad, de experiencia compartida, de colaboración. Volvemos a nuestros lugares de origen, sabiendo que esos lazos no tienen por qué deshacerse por la distancia, sino que se estrecharán  a medida que acrecentemos nuestros esfuerzos solidarios. Volvemos a nuestros lugares de origen con la constatación de la alegría de la lucha,  y con la esperanza en que encontramos la vida cuando la entregamos.

Gracias a todos y cada uno de vosotros por vuestra colaboración

Nos encontramos de nuevo en el camino, rompiendo cadenas